- Prepárate a la perfección. Conoce el producto, la empresa y todos los detalles, porque así podrás despejar cualquier duda de los clientes; pero sobre todo porque sabiendo qué es lo que vendes podrás sacar el mejor provecho a cada una de las características.
- Intenta conocer sus necesidades para poder atenderlas y responder a ellas. Sólo si conoces las necesidades del cliente podrás conseguir ofrecerle justo lo que necesitan dándole una buena atención.
- Intenta resolver todas las dudas que puedan surgir. En ocasiones, el cliente puede tener ciertas dudas que son sencillas, o complicadas de despejar. Intenta resolvérselas todas con la mayor sinceridad y claridad posible, utilizando un lenguaje que entienda.
- Sé honesto, promete sólo lo que puedas cumplir. Si mientes a tus clientes, si les dices ocultas algo importante, puede que compren (o no), pero lo que está claro es que aprenderán a desconfiar de la empresa y es posible que no vuelvan a comprar más. Conseguir clientes no es sólo hacer una venta.
- Intenta conocer al cliente. Si conoces al cliente podrás brindarle la mejor atención. Esto puede ser complicado, porque hay que saber qué tipo de atención quiere, cuál es el tratamiento que requiere, qué es lo que está buscando y otras variables fundamentales; pero basta con observar un poco y no precipitarse. Con un tiempo de experiencia se acaba “conociendo” al cliente en menos tiempo y con un menor margen de error.
- Es muy importante escuchar, porque sólo así conocerás lo que el cliente quiere. Para conocer sus necesidades y saber lo que el cliente quiere hay que saber escuchar. Escuchar no significa sólo poner el oído, es saber lo que quiere decir el cliente con todo lo que dice y saber hacer las preguntas oportunas.
- Trata a cada cliente como único. Si el cliente se siente único, especial, se sentirá a gusto comprando y volverá a la empresa siempre que lo necesite. A todos nos gusta que nos traten con “exclusividad”. Los clientes no son un rebaño de ovejas, que parecen todas iguales, y es clave tener claro esto.
- Deja tiempo para decidir, no presiones. A veces intentando forzar la venta se consigue justo el efecto contrario, e incluso se llega a dar desconfianza. Deja tiempo para que el cliente tome la decisión por sí, e incluso anímale a que no se tome prisas para decidir, aunque si es una persona indecisa es bueno darle consejos y motivarle a comprar.
- Aprende a diferenciar un no definitivo de un no que puede convertirse en sí. Muchas ventas se pierden por no darse cuenta de que un no puede ser un sí, y hay muchas quejas o malestares por parte de clientes al considerar que un no se puede convertir siempre en un sí. Hay que saber diferenciar estos dos aspectos porque de ello depende saber cerrar bien las ventas.
- Da siempre las gracias. Si el cliente compra, si no compra, si sólo entra a mirar, si hay que tratar con un cliente insatisfecho, en cualquier circunstancia has de saber agradecer.