Saltar al contenido

Adaptarnos profesionalmente

Cuando montamos una empresa imprimimos a la misma un poco de nuestro carácter, cuando prestamos nuestros servicios, en ellos, en cada uno de ellos queda impregnado algo de nosotros, y cuando entramos a trabajar en alguna empresa para algún tercero, algo se trasluce de nosotros. Y ello, nada de ello es malo, siempre y cuando esa marca, ese sello no sea inamovible, intransigente e indeleble, me explico. Es obvio que somos como somos y que si por ejemplo desarrollamos un negocio de forma irremediable ese “nosotros” quedará mostrado y expuesto en nuestro quehacer profesional diario, en la gestión de nuestro negocio y en como desarrollamos el negocio en sí mismo, pues es obvio, que la propia personalidad del negocio beberá de las fuentes de nosotros mismos. Lo mismo sucederá si trabajamos como profesionales independientes por nuestra cuenta, y como se ha dicho, lo mismo pasará si trabajamos para otros, pues en ese trabajo quedara nuestro sello, pues somos nosotros, y eso no es problema, pero hemos de saber adaptarnos. Siempre he creído que hemos de ser como somos y que a quien le guste bien y quien no también, es decir, que siempre he creído que hemos de mostrarnos y desarrollarnos de forma natural y quien quiera acercarse a nosotros, comprarnos o contratarnos por nosotros mismos perfecto, y sino perfecto también, otras puertas, otras opciones y otros interesados habrán. Siempre he creído y dicho eso y lo mantengo, pues considero que lo contrario, la impostura, el mostrarnos como no somos y todas esas cosas a la larga serán contraproducentes, pero decir eso, no quiere decir que no vea también la necesidad de adaptarnos y ceder. Dicho de otro modo, mantener nuestra personalidad, filosofía y modo de entender un negocio hasta el final y hasta las últimas consecuencias, pero eso lejos queda de mantener una posición intransigente, de querer tener sin duda y de forma inequívoca la razón y de querer imponer nuestra forma de entender la vida, el mundo y nuestros valores a quien sea y como sea. Nosotros hemos de desarrollarnos y basarnos en quien somos y en cómo somos, pero de eso no se puede desprender que tengamos que tener la verdad, que ser la verdad, simplemente tenemos nuestra verdad y somos nuestra verdad, y no todo el mundo tiene que verlo así, y esa apertura de miras y de acción sí que es necesaria. Del mismo modo, y aunque soy consciente que hace breves líneas he mencionado que no soy muy partidario  de ello, he de reconocer que incluso en algunas ocasiones, esa ductilidad, ese saber adaptarse, debe de trasladarse a nuestra relación con los clientes, a nuestra relación con el entorno. Pues como decía mantener nuestra filosofía debe de ser algo que hagamos hasta las últimas consecuencias pero bien estará si por el camino no morimos en el intento, y sabemos en que ocasiones debemos bajarnos del burro y dejar hacer. Eso sí, ojo, siempre sabiendo que lo hacemos y marcando muy bien el límite.