
¿Qué es un análisis financiero? ¿Y un análisis económico? ¿Es lo mismo? El objetivo de un estudio financiero es determinar qué disponibilidad de dinero líquido tiene una compañía, mientras que si el centro de atención es su economía lo que se está haciendo es investigar sus resultados. Dicho esto, para entender la capacidad de generar liquidez de una empresa hay que hacerse dos preguntas: ¿es sólida? ¿Es solvente? Para responder a la primera pregunta nos fijaremos en su balance. Y antes que nada, debemos entenderlo bien. Este está compuesto por dos grandes partidas que son el activo y el pasivo. En el activo están todos los bienes y derechos que tiene la empresa y que algún día se convertirán en dinero líquido. Estos se ordenan de menos a más líquido, es decir, des del que más tardará en convertirse en dinero al que menos. Por el contrario, el pasivo incluye todos los recursos que ha utilizado la empresa para adquirir esos activos, dicho de otra manera, las fuentes de financiación. Estas están organizadas en base al tiempo que transcurrirá hasta que el que nos ha financiado exija la devolución, es decir, de menos a más exigibles. Dentro del pasivo distinguimos dos partidas, los fondos propios y el exigible. La primera es lo que se le debe al propietario de la empresa y que solamente se podrá pedir en caso de disolución. La segunda, son las obligaciones con terceros y que tendrán que pagarse en base al vencimiento estipulado. Tanto el exigible como los activos, además, se subdividen en corriente y no corriente en base a si su permanencia en el balance será a corto o largo plazo. Así que, ¿cómo estudiaremos la solidez de un balance? Diremos que un balance es sólido cuando exista equilibrio patrimonial, es decir, cuando los activos estén financiados con pasivos que tiendan a la exigibilidad a la misma velocidad a que los activos tienden a la liquidez. Si, por ejemplo, se compra un activo que tiene una vida útil de 4 años, se financiará de forma equilibrada si para su compra se usa un pasivo que se devuelva en el mismo periodo de tiempo. Esto se complica cuando se analiza todo un balance. Para ello va a ser muy útil el uso de algunos ratios: – Ratio de endeudamiento: exigible dividido por fondos propios. Un valor medio de este ratio se sitúa alrededor del 2. Valores más altos suponen endeudamientos elevados y mayor riesgo, mientras que valores inferiores suponen estrategias más conservadoras. – Tendencia a la liquidez: activos consolidados divididos entre el total del activo no corriente. Los activos consolidados son aquellos cuya tendencia a la liquidez es muy elevada (> 10 años). – Proporción exigible: exigible no corriente entre total exigible – Exigible corriente cubierto por clientes: exigible corriente entre el total de las cuentas de clientes. Los valores iguales o inferiores a uno nos indicarán que las cuentas de clientes son suficientes para cubrir el exigible a corto – Fondo de maniobra o working capital: activo corriente (AC) menos exigible corriente (EC). Nos indica si el primero es suficiente para cubrir el segundo. Los resultados que se obtengan habrá que compararlos con los de otras empresas del mismo sector o parecidos. Con esto, se podrá tener una idea de la solidez y pasar a la pregunta de si la empresa es o no solvente, o lo que es lo mismo, si será capaz de hacer frente a las deudas pendientes. Para responder esta cuestión analizaremos si los activos de que dispone la empresa son garantía de los pasivos y la puntualidad de pago. También en el estudio de garantías nos va a ser muy útil el uso de ratios: – Ratio de solvencia en funcionamiento (AC/ EC): valores mayores que uno suponen que el AC es mayor que el EC. Valores cercanos al 1,3 indican que el balance podría estar equilibrado, aunque esto dependerá de la propia estructura del AC y del EX y del tipo de empresa que se esté analizando. – Ratio de tesorería o acid test ((AC – stocks)/ EC): compara el dinero líquido más lo pendiente de cobrar con el EC. Se entiende que valores alrededor de 0,4 – 0,45 son valores medios. Comparando este ratio con el anterior tendremos una idea del peso de los stocks en el AC. – Ratio de caja (disponible/ EC): nos dice que parte de la caja cubre el EC, aunque hay que ir con cuidado ya que la cuenta de caja podría tener un valor determinado por algún hecho esporádico en el momento del análisis. La comparación de estos ratios en el tiempo y con otras empresas parecidas va a permitir tener una idea más clara de la solvencia de la empresa. Sin embargo, para concretar, nos faltaría analizar su puntualidad en el pago. Para saber si una empresa va a ser capaz de pagar todos los vencimientos sólo se podría hacer con una previsión de entradas y salidas de caja. Esto es bastante complicado y, además, requiere hacer toda una serie de suposiciones que podrían no cumplirse. No obstante, va a ser muy útil estudiar el periodo de maduración (PM). Con esto se sabrá si el propio funcionamiento de la empresa genera tensiones de liquidez o, por el contrario, produce financiación. El PM es el tiempo medio que transcurre des de que se realiza un pedido de materias primas hasta que se cobra la venta del producto acabado. Comparándolo con el periodo medio de pago a proveedores (PPP) veremos si la empresa genera liquidez (PM > PPP) o bien tensiones de liquidez (PM < PPP). PM = periodo acopio materia prima (PMP)+ periodo fabricación (PF) + periodo venta (PV) + periodo de cobro (PC) PMP = stock materia primera (balance) por 365 días dividido entre la cuenta de utilización MP (resultados) PF = stock de producto en curso (balance) por 365 días dividido entre la cuenta de producción (resultados). PV = stock de producto acabado (balance) por 365 días dividido entre las ventas a precio de coste (resultados) PC = cuenta clientes (balance) por 365 días dividido entre ventas a precio de venta + IVA (resultados). PPP = proveedores (balance) por 365 días dividido entre la cuenta de compras (incluyendo IVA) Como antes, resultará interesante ver cómo ha evolucionado en el tiempo el PM y sus componentes y cómo lo ha hecho el PPP. También será interesante comprarlo con otras compañías. Si a esto se le suman las conclusiones de los ratios de garantía, se tendrá una idea de la solvencia, que junto con la de solidez obtenida en el análisis patrimonial configurarán un buen análisis financiero de la compañía. Y ahora la pregunta es, ¿cómo haríamos un análisis económico?
El gestor perspicaz