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Apreciar y satisfacer al cliente no es rendir vasallaje al cliente

Muchos, creo, parecen confundir el satisfacer, el dar un buen servicio y el estar orientados al cliente, con rendirle pleitesía, ser sus vasallos y ser unos simples esclavos y siervos de ese amo y señor llamado cliente. A mi entender por muy mal camino van aquellas empresas y profesionales que toman esta actitud ante sus clientes, y a mi entender muy mal van en su propia gestión económica, pues darle la razón porque sí al cliente y plegarse a todas sus exigencias sin tener en cuenta nuestras necesidades, puede ser altamente peligroso, nocivo y nefasto para nuestros asuntos económicos. Un cliente es uno de los núcleos principales de cualquier negocio, sí, y un cliente es por ende y lógicamente una de las principales piedras angulares de cualquier relación comercial, pero un cliente no es un ser divino y eterno, omnipresente y omnipotente, un cliente no es Dios. Y un cliente no es Dios, ni debemos permitirle serlo, si muy especialmente debe pensarse que lo es, pues en el caso de que tome esa posición de semidivino ante nosotros hará lo que querrá con nosotros, se creerá con el derecho de hacer de todo con nosotros, y lo peor,  nosotros para servir a nuestro amo y señor haremos lo que el amo y señor quiera de nosotros. Lo he dicho en muchas ocasiones, una cosa es dar un buen trato al cliente e incluso cogerle un aprecio, una cosa es llevar una relación comercial dúctil y hasta cierto punto negociadora, y otra, es ser y que nos guste ser los esclavos de tan divina presencia. Atención que ello no significa que no debamos tener, como he dicho, una buena consideración con el cliente, y ello no significa que si hablamos de asuntos económicos, no podamos realizar excepciones, esfuerzos o lo que sea con el fin de lograr o mantener un cliente, y poner muchos esfuerzos también para no perder a ningún, pero ello, nada de ello debe de significar a cualquier precio. Y es que en ocasiones igual nos sale más a cuenta “romper la baraja” que seguir jugando a una partida que sólo hace que arruinarnos y que no tiene visos de cambiar. Y es que si una relación con un cliente es nociva y sólo nos trae que problemas y pérdidas, ¿porqué seguirla manteniendo? Un cliente es un cliente sí, pero el objetivo de tener clientes no es per se, el objetivo de tener clientes es obtener unos ingresos que a la postre deben permitirnos obtener unos beneficios y una rentabilidad, si ello no es así, ¿para qué nos sirve el cliente? Descuentos comerciales, sí, ofertas sí, regalos sí, a todo eso sí, y a mucho más, pero obviamente siempre que ello nos salga rentable. Porque si de lo que se tratase es de lo contrario, si de lo que se tratase es de trabajarle casi gratis o con unas condiciones que ningún beneficio nos aportan, reitero, ¿de qué nos sirve el cliente?