
Como emprendedores o inversores, no debemos creer que un plan de negocio es sólo una idea y el capital para concretarla; tendremos que tener en cuenta muchos otros factores para que el mismo esté bien concebido desde su misma raíz, y así reduzcamos las posibilidades de fracaso. El primer paso para diseñar un plan de negocio exitoso es definir la visión y la misión del mismo. La visión consiste en establecer las diferentes aristas de un proyecto, definiendo también la participación de cada una de las personas involucradas en dicho proyecto. La visión siempre debe estructurarse mentalmente con vistas a cumplir con una misión empresarial u organizacional. Por su parte, la misión se materializa en acción. Debe existir un equilibrio entre estos dos factores, ya que si tenemos una visión extraordinaria pero carecemos de misión y acción que promuevan cambios e impulsos estratégicos, se produciría un evidente estancamiento. Y a partir de estos conceptos, nos preguntamos: ¿Para qué se hace un negocio u organización si no es para ejecutar una visión y una misión? Casi con seguridad, para nada. Algunos dirán, simplemente, para ganar dinero, pero deberían tener en cuenta que el primer paso para conseguirlo es plasmar una visión y una misión de negocio. La visión y la misión que podemos tener como emprendedores o empresarios, nos llevará a definir nuestro modelo de negocio. Al definir nuestro modelo de negocio deberemos identificar las oportunidades que me ofrece el mercado en el que pretendemos establecerlo. El emprendedor bien encaminado tendrá que tener la habilidad para identificar los cambios que pueden influir en su negocio: la economía, la sociedad, la competencia, los gustos, las nuevas tecnologías y las innovaciones, entre otros. Respecto a este último punto, si tenemos la capacidad de innovar, llevaremos una ventaja en nuestra área de actividad, puesto que introduciremos nuevos conceptos de negocio y de productos. Con esta innovación, el emprendedor abrirá la llamada “ventana de oportunidad”. Esta ventana de oportunidad se empezará a reducir a medida en que van apareciendo nuevos competidores, por eso, lo ideal sería no dejar de innovar nunca. Recién después de tener definidos todos estos aspectos necesarios para emprender o crear un negocio, llegará el turno de plantear un plan estratégico y un posicionamiento. Nuestra estrategia puede basarse en ser líderes en costos (se logra reducir los costos generales de nuestro negocio), con lo que para nuestros competidores será muy difícil competir; o bien, podemos aplicar una estrategia segmentada. Esta última consiste en buscar sólo un nicho en el mercado, con el fin de lograr un posicionamiento diferenciador.