
Una auditoría fiscal se entiende como una investigación sobre el trasfondo de las declaraciones de impuestos presentadas por un individuo, empresa o una institución. La idea de una auditoria fiscal normalmente evoca sentimientos de ansiedad, incluso en personas que creen que sus documentos de impuestos están perfectamente en orden. Una inspección fiscal puede ser realizada por alguna irregularidad percibida en los rendimientos de una empresa o una persona, pero también es cierto que una auditoría se puede hacer simplemente como parte de un control aleatorio. La mayoría de los gobiernos de todo el mundo tienen una agencia oficial que se encarga de supervisar el proceso de recaudación de impuestos de individuos y empresas que residan en su jurisdicción. En su mayor parte, la agencia se centra en la investigación de los procesos involucrados en el cálculo y pago de impuestos. Sin embargo, la mayoría de las agencias de impuestos también suelen revisar las declaraciones de impuestos de forma rutinaria como parte del proceso de corrección de errores menores que pueden estar presentes en cualquier momento dado. Es normal que estas agencias realicen auditorias fiscales con una alta frecuencia para lograr evitar la evasión de impuestos por parte de personas jurídicas o personas naturales. Estas investigaciones pueden tener como inicio una mirada a los movimientos económicos y bancarios que puedan presentar signos de duda. Como parte del proceso de evaluación, los organismos fiscales pueden utilizar una política de selección aleatoria para ejercer un control fiscal. Cuando este es el caso, el contribuyente sólo trae consigo copias de las declaraciones presentadas para el período citado junto con la documentación de apoyo, y se reúne con un representante de la agencia tributaria. Si todas las deducciones y las ganancias pueden ser sustentadas con la documentación, el asunto se considera cerrado, pero si en la sustentación se logran percibir incongruencias de algún tipo, ya sean en las declaraciones o en los soportes, se inicia una auditoria fiscal más rigurosa con el fin de aclarar las dudas. Las auditorías también pueden llevarse a cabo si la agencia tributaria encuentra razones para creer que las deducciones no son admisibles o si hubo un intento deliberado de ocultar los ingresos obtenidos. Cuando este es el caso, el gobierno a menudo exige una inspección fiscal rigurosa para aclarar las discrepancias. Si el contribuyente puede presentar pruebas de que las ganancias se obtuvieron de forma correcta y legal, entonces todo está bien. Si la Agencia Tributaria considera que una deducción no está permitida o que existen incongruencias en la documentación presentada, se pueden aplicar sanciones de tipo económico, jurídico o incluso penal. Una auditoria fiscal que normalmente se considera de rutina, ha ganado reputación de ser un proceso estresante y complicado para el contribuyente. Sin embargo, muchas agencias de impuestos estatales intentan hacer que el proceso de la auditoria fiscal sea lo más cómodo posible para todas las partes interesadas. Es común que los entes fiscalizadores tengan oficinas de atención gratuita para quienes puedan tener dudas o inquietudes sobre como tener al día sus declaraciones de impuestos.