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Bienes sustitutivos: qué son, qué tipos existen y varios ejemplos para entenderlo todo a la primera

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Cuando se trata de gestionar las finanzas de tu negocio, toda la información que poseas sobre los términos y tecnicismos que se usan en economía es poca… Y uno de los términos menos conocidos es el de bienes sustitutivos. ¿En qué consiste este concepto? ¿Son todos tus bienes de este tipo? ¿Qué relación tiene algo así con tus clientes? Todas esas preguntas, y alguna más que ronde tu cabeza ahora mismo, son las que contestaremos en el post de hoy. Esperamos que no nos sustituyas por otros. 😉

Índice

¿Qué Necesitas?

¿Qué son los bienes sustitutivos?

Siguiendo con la costumbre, vemos primero cómo se define este concepto en la Wikipedia:

En microeconomía, un bien se considera un bien sustitutivo (o bien sustituto) de otro, en tanto uno de ellos puede ser consumido o usado en lugar del otro en alguno de sus posibles usos.

Lo primero que nos encontramos es el concepto de microeconomía. Por si no sabes en qué consiste o quieres darle un repaso, te recordamos que hablamos sobre ella en este post. Ahora, explicando el concepto de bienes sustitutivos con nuestras propias palabras, podríamos decir que consiste en cuando varios productos o servicios cubren una necesidad de igual forma, por lo que es el usuario el que decide usar uno u otro en función a otros aspectos como:

No te preocupes si todavía no acabas de verlo claro… El siguiente apartado seguro que resuelve todas tus dudas.

Ejemplos de bienes sustitutivos

Nada ayuda más a comprender un concepto nuevo que una serie de ejemplos así que, ¡vamos a por ellos! Seguro que después de leerlos, todas tus dudas se despejan:

  • Endulzar una bebida: si quieres darle un sabor más dulce al café, leche, té y demás bebidas, puedes optar por utilizar azúcar, miel, sacarina, sirope de agave, etc… Tu elección se basará en el sabor o en si estás siguiendo una dieta para perder peso (por ejemplo).
  • Calentar tu casa: para no pasar frió en tu hogar puedes optar por usar gas natural, radiadores eléctricos, estufas catalíticas, de pellets, chimeneas y demás opciones. Una vez más es, eres tú el que eliges el que mejor se adapte a tus necesidades.
  • Vencer el sueño: cuando se necesita estar despierto pero los ojos no aguantan, hay gente que opta por tomarse un café, pero otros prefieren un té… Incluso hay personas que mastican chicle o se comen una manzana.
  • Formas de moverse: para ir del punto A al punto B puedes elegir entre todas las opciones que te brinda el transporte público: autobús, metro, cercanías… Eso por no hablar de la posibilidad de ir en coche, moto o incluso andando.

Y así podríamos estar casi todo el día, pero creemos que estos son suficientes para entender el concepto de bienes sustitutivos. En definitiva, se trata de todas las opciones que tenemos para conseguir lo que queremos.

Bienes sustitutivos y complementarios

Los llamados bienes complementarios son aquellos productos o servicios que no sustituyen a otros, sino que se usan para complementar o incluso, en algunos casos, aportan un plus a un bien. Algunos ejemplos de este tipo son:

  • Reproductores de blueray y la compra de películas en este formato.
  • Los automóviles y los neumáticos.
  • Las casas y los muebles.
  • Los ordenadores y los sistemas operativos.
  • Etc.

¿Qué ocurre en todos estos casos si disminuye el número de ventas de algunso de los productos o servicios? Lo más normal es que también lo haga el del bien complementario… ¿O acaso alguien compraría un sistema operativo si no tiene ordenador donde instalarlo? Y si no tienes una casa que amueblar, no nos negarás que es más complicado que inviertas en mobiliario. Todo esto nos lleva a una única conclusión: el éxito de este tipo de bienes dependen en gran medida de cómo funcionen en el mercado otros.

Tipos de bienes sustitutivos

Puede que después de haber leído los ejemplos que te hemos puesto estés pensado que, en algunos casos, no da tan igual elegir entre distintos productos o servicios, y tienes razón. Hay veces que, aunque sirvan para lo mismo, sí que existen diferencias que inclinan la balanza entre uno u otro. Aunque en otras ocasiones no es así y podemos decir que elegimos por simple capricho… Por ese motivo, podemos hacer la siguiente clasificación.

1. Bienes sustitutivos perfectos

Es la opción más complicada de encontrar en el mercado ya que lo normal, es que solo pase cuando se trate de productos o servicios casi idénticos. Aquí, a los consumidores no les importará usar uno u otro y entonces, es cuando se convierten en bienes sustitutivos perfectos. El ejemplo más común de estos son los bolígrafos ya que, salvo en contadas excepciones, lo normal es que te de igual la marca e incluso el color.

2. Bienes sustitutivos imperfectos

Este caso es el más común y se da cuando, a pesar de servir para lo mismo, sí que existen diferencias notables que hacen inclinar la balanza entre uno u otro. Un buen ejemplo de esto sería la compra de un smartphone ya que la mayoría de las personas lo usaremos para escribir WhatsApps, ver nuestras redes sociales y navegar por Internet, funciones que los modelos más básicos cumplen. Sin embargo, cuando quieres comprarte uno, te fijas en:

  • El Tamaño de la pantalla.
  • La cantidad de memoria.
  • Cuánto dura su batería.
  • Y otros muchos aspectos.

En definitiva, aunque todos los modelos te sirven para el uso que hemos hablado, te fijas en otros aspectos para decidirte.

¿Algo que decir sobre los bienes sustitutivos?

Como decíamos al principio, el concepto de bienes sustitutivos no es de los más conocidos, aunque puede que tú sí supieses de qué se trataba. Si es así, nos encantaría que completases el texto con información que hayamos dejado fuera o contándonos cualquier otro aspecto relacionado con ellos. Para ello, solo tienes que bajar hasta la sección de comentarios, escribir lo que quieras y pulsar en el botón que dice «Publicar comentario». ¡Más sencillo no puede ser! 😀