
Es posible que no podamos hablar de cómo destruir grandes empresas, porque al contar con más capacidad económica también se suele contar con las personas adecuadas para llevar a cabo el negocio, que no por ello quiere decir que no se puedan destruir por una mala gestión, por lo que es más habitual hablar de los errores de las pequeñas empresas y cómo estos pueden destruir las empresas o, en el mejor de los casos, evitar su crecimiento o mayor rentabilidad. Cualquiera de estos errores, o la suma de estos, puede dar lugar a la destrucción de pequeñas y medianas empresas, generalmente en el primer año de vida, al menos la mitad de las empresas quiebran en ese primer año y muchas más en los cinco primeros años. Los fracasos pueden no deberse a la falta de clientes, sino a otros hechos como errores de dirección o gestión de las empresas, entre otras. ¿Cuáles son las principales formas de destruir pequeñas empresas?
- Falta de capital. Es importante contar con una buena cantidad de fondos suficientes como para llevar a cabo el proyecto en los primeros tiempos, incluidos los fondos de los que se puede contar con financiación, sin que falte nada de lo necesario para llevar a cabo el negocio porque sino la empresa acabará irremediablemente en el fracaso.
- La falta de experiencia. La falta de experiencia en la gestión de empresas puede ser fatal, por eso hay que estudiarlo bien o buscar asesoría, como también lo puede ser la falta de experiencia en el sector a la hora de adentrarse en algo que no se conoce y en lo que se puede fallar incluso sin darse cuenta.
- Tener el negocio en una mala ubicación. Bien porque por allí no pasan potenciales clientes, porque es muy barato y así se ahorra dinero, porque es más caro de lo que la empresa puede dar beneficios o porque simplemente no es una ubicación buena. Muchas empresas “mueren” por una mala ubicación de su local.
- El mal manejo de stocks o de inventarios. Tanto por una gran cantidad de stock, especialmente en productos perecederos o con fecha de caducidad o productos que nunca se venderán, como en una pequeña cantidad de stock que hace que no se puedan cubrir los pedidos a tiempo y se de una mala imagen de la empresa. Si se falla la gestión de stocks por un mal equilibrio la empresa puede tender irremediablemente al fracaso.
- Invertir mucho en activos fijos. Cuidado con las inversiones, sobre todo cuando se empieza y no se sabe qué se va a hacer. Hay que invertir en lo que se necesita inicialmente y no en grandes maquinarias, herramientas y remodelaciones sin saber qué pasará. Esto quita liquidez a la empresa, y en ocasiones sin necesidad. ¿Quién dijo que tener las mejores tecnologías era la única clave del éxito?
- Falta de objetivos o enfoque. Hay que planificar la estrategia, saber qué se quiere hacer y a dónde se quiere llegar, sin perder de vista los objetivos, sin querer llegar a todo el mundo porque esto no es posible.
- No saber gestionar el crédito de los clientes, no gestionar correctamente los cobros. Esto puede llevar a una cantidad importante de clientes que no paguen y que la empresa se pueda hundir por falta de liquidez. Actualmente pocas empresas ofrecen ya crédito a sus clientes, a menos que sea otras empresas, antes se hacía más y funcionaba mejor pero ahora no es así.
- Elegir mal a los socios. No se sabe con qué clase de socio se puede dar, por eso hay que saber elegirlos, teniendo en cuenta a personas de confianza que tengan los mismos intereses y objetivos que los deseados a nivel personal para la empresa.
- No promover la comunicación en la empresa, ni interna ni externa. La comunicación es una parte muy importante en los negocios. Así mismo la falta de información o información inexacta puede llevar a problemas importantes en las empresas.
- No contar con buen personal. Se puede fallar en cualquiera de los procesos de reclutamiento, desde la selección hasta la incorporación del trabajador en la empresa, pero también en el favorecimiento de un buen clima laboral, la capacitación, la dirección, el salario, los premios o beneficios en la empresa, la falta de motivación o cualquier aspecto que no consiga un buen rendimiento del capital humano en la empresa.
- No saber administrar el tiempo. El tiempo perdido no se gana. Si se sabe gestionar correctamente el tiempo se puede conseguir un mayor rendimiento y una mayor productividad.
- No tratar bien a los clientes. La atención al cliente es clave. Si una empresa no se preocupa por el cliente e incluso ahuyenta a algunos ¿cómo va a conseguir seguir hacia delante?
- No saber tomar decisiones o resolver problemas. Van a surgir en ciertos momentos, hay que elegir, tomar decisiones, enfrentarse a situaciones, resolver problemas y elegir bien. Si no se sabe hacer esto ¿qué puede pasar?
- Mala gestión financiera, endeudamiento excesivo, realizar demasiados derroches. Los negocios están creados para ganar dinero, pero no por ello hay que crear deudas o derrochar, y es que la primera clave es gestionar correctamente el dinero.
- Errores importantes en la seguridad de la empresa, teniendo en cuenta tanto los procesos obligatorios como los opcionales que favorezcan el buen funcionamiento de ella. Seguridad en los datos, en clima, en incendios, en robos, fraudes internos y cualquier otra cuestión.
- No dar a conocer la empresa. Si nadie la conoce nadie va, no hay clientes.
- Resistirse al cambio, no mirar más allá de lo que hay. A veces hay empresas que funcionan bien durante muchos años, pero llega un momento en que es “renovarse o morir”. Así que no hay que olvidarlo, hay que estudiar, analizar y buscar siempre la mejora.