
A la hora de preparar un discurso o de hablar con alguien hay que convencer y ofrecer lo mejor de sí, no todos los discursos son iguales y por eso se vuelve necesario personalizar el discurso en función de a quién se quiere llegar. Preparar el mensaje en el discurso Cuando se prepara un discurso, es necesario pensar en a quién se quiere llegar, de manera que el mensaje debe adaptarse a esa persona, primeramente escribiendo un mensaje sencillo y comprensible a todo aquel a quien lo escucha y por otro lado haciéndolo ameno y ofreciendo algo que interese a la otra persona. Un discurso no debe ser ambiguo, debe ser claro, no debe contar con una sobrecarga de información sino que la información se debe comunicar sabiendo qué es lo más importante para quién lo va a escuchar. Un producto o servicio puede tener 20 ventajas, pero a quien se le comunique se le deben indicar como máximo 5 ventajas, teniendo en cuenta cuáles son las que más le van a importar. Un exceso de información puede llegar a aburrir y a dejar indiferente, lo mismo que una carencia de información o dar información que no interesa. Se puede utilizar el humor para personalizar el discurso y hacerlo más ameno. Pero a la hora de elaborar un discurso no sólo hay que pensar en las otras personas sino que hay que personalizarlo con su propia forma de ser, de pensar, de expresarse, tiene que ser un discurso para los otros pero debe ser un discurso tuyo. El discurso debe tener vida, y esta es la única forma de lograr la vida que necesita, hazlo apasionado y busca cosas que te interesen. A quién se quiere llegar y otros aspectos de la preparación del discurso Hay que tener muy en cuenta a quién se va a dirigir, a un superior o a una persona de igual grado, a hombres o a mujeres, a unas edades u otras, a unas profesiones u otras, piensa a quién quieres llegar para ver qué puedes ofrecerle con tu discurso. Se debe cuidar también el lenguaje corporal, la postura y los gestos, algo que muchas personas no saben controlar pero que es tan importante para saber llegar con los discursos. Crea las pautas que sean necesarias, da toques de humor al discurso, añade cosas que pueden afectar a tu público e intenta darles justo lo que necesitan, lo que están buscando. Además de todo esto, el mensaje no es lo único importante, hay que cuidar la presencia y la forma de vestir en función de a quién se quiere llegar. Además, se pueden cuidar aspectos según lo que se necesite, si es en la oficina hay que cuidar la iluminación y la presentación, incluso en algunos sitios se puede apoyar el discurso de imágenes y diapositivas. Un buen discurso consta de una buena adaptación, una buena comunicación y una buena presentación. Sólo hay que saber llegar a los demás.