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Consejos para la correcta salud financiera de la empresa

finanzas personales
Elaborar un presupuesto, de cara a alcanzar las metas propuestas, teniendo en cuenta el panorama económico existente para crear nuevas estrategias empresariales es el primer paso que se debe dar para contar con una correcta salud financiera en la empresa. No hay que gastar más de lo que la empresa puede soportar, no se deben gastar más recursos de los posibles. Es necesario hacer una correcta clasificación de los costos (fijos, variables, semifijos, semivariables) para así guiar de forma más eficiente las finanzas. Sobre todo en los que más se puede mejorar la estrategia son los gastos variables. Tiene que haber un equilibrio entre entradas y salidas de dinero en la empresa. Las entradas pueden venir de las ventas o aportaciones de capital; las salidas vienen por los costos, inversiones, gastos de operación y otros. Aunque las aportaciones de capital son una buena solución, lo ideal es que la mayoría de entradas de capital sean de las ventas del negocio. A veces puede llegar a ser duro, pero hay que ser exigente con los pagos de los clientes y personas que deben dinero. Aunque anteriormente se realizaba mucho, ahora dar crédito a un cliente supone arriesgar a perder el dinero, por lo que sólo se debe hacer si es realmente necesario y se puede asumir el riesgo de quedar sin ese dinero. Aunque muchos tengan la tentación de recortar totalmente gastos, es necesario invertir en la empresa parte de lo ganado para conseguir buenos resultados. Si se ofrece buenos salarios a los trabajadores quedarán más satisfechos y rendirán más, si los productos son de calidad ganarán en prestigio, etc. Si no se sabe para qué sirve algo que se quiere comprar es mejor no hacer la compra. A veces se hacen adquisiciones innecesarias sólo por impulso, porque parece un gran chollo al que nadie se le ha ocurrido pero al final no tiene salida porque ni quien lo va a vender o utilizar sabe para qué puede hacer falta. No hay que rebajarse a reducir los precios a menos que sea estrictamente necesario, es decir, se puede hacer ofertas, promociones e incluso rebajas de precio si pueden ser asumibles, pero nunca se ha de malvender lo que se ofrece sólo por vender más porque los clientes tendrán una peor imagen de lo que se vende y después no querrán comprarlo a su precio normal. No se debe tener todo el dinero comprometido, hay que contar tanto con efectivo como un buen fondo de emergencias por si surge algo imprevisto o aparece alguna oportunidad muy interesante. Y por supuesto, hay que hacer un buen estudio periódico de la salud financiera de la empresa porque sólo así se descubrirá si las cosas bien o se detectará si algo falla antes de que sea demasiado tarde.