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Cuando la motivación por renacer es lo que importa

En esta misma plataforma, hace no mucho, utilicé la forma de utilizar un relato corto de ficción redactado para transmitir cosas que considero acordes a la vida empresarial. Hoy quiero volver a mostrar ese formato, hoy, en este artículo quiero utilizar un relato corto que considero inspirador como motor de cambio, como motor de desarrollo para aquellas empresas, para aquellos profesionales, para aquellos autónomos y pequeños empresarios, que después de muchos años luchando ven sus esperanzas y sus recursos económicos desaparecer, y es que no hay mejor gestión, cuando ya no queda gestión, ni recursos de los que valerse, que la gestión y el recurso esperanzador de uno mismo: La luz del alba que se dejaba entrever entre las finas cortinas de ese hotel, le hacían entender que se encontraba ante una nueva vida, ante una nueva oportunidad para empezar de nuevo. Había llegado el día antes, procedente de lo que ella quería denominar “su pasado”, un pasado lleno de éxitos, de buenos momentos y de sueños cumplidos, pero también un pasado lleno de claroscuros, dramas y situaciones mal resueltas. Decidió dejarlo todo, empezar de nuevo y todo debía empezar por esa habitación de un cálido hotel de una localidad que le invitaba a soñar. Todo era diferente a lo que siempre había vivido, nada se parecía a su “vida anterior”, a “su pasado”. Dejaba atrás el ruido y el movimiento, la virtud del saber estar en todos sitios, y el defecto de tener que estar en todos ellos al mismo tiempo. Esta realidad la había acompañado a lo largo de su vida. Ella misma se obligaba a ello y el entorno no le dejaba dar un paso atrás, era el momento de cambiar. Sobre la cama de aquella habitación de hotel ya había amanecido, y con el amanecer había llegado el momento de ponerse a andar, de iniciar su nuevo camino. Decidió levantarse, siempre en su vida se había levantado, incluso cuando muchos no creían que fuera capaz de hacerlo, y esta vez no iba a ser menos. Al contrario, probablemente esta vez se encontraba ante uno de los momentos de volver a ponerse en pie más importantes de su vida, pues iba a erguirse por ella, no por los demás, y lo más importante, iba a erguirse de una forma completamente diferente a como lo había hecho jamás. Esta vez era una forma de levantarse distinta, no se trataba de levantarse para levantar a nadie, ni tampoco levantarse para volver al mismo punto desde el que cayó,. Probablemente de tanto caer, es lo que le hizo ver la necesidad de esta nueva forma de levantar. Un levantar en un entorno tranquilo, pausado, natural. No le iba a suponer una empresa fácil el levantarse en estas circunstancias, era un entorno diametralmente opuesto al que ella conocía y a lo que siempre había vivido. Era un cambio de grandes dimensiones y que la transformaría para siempre, era un entorno que le daba la oportunidad ya no de recuperar su vida, le daba la oportunidad de ganar una vida, su vida.