
Llega un momento en que el negocio empieza a crecer, sobre todo el de servicios, y hay que empezar a tomar decisiones. ¿Dejar que entren nuevos clientes, ahora que se ha descubierto a dónde llegar para cobrar más, o dedicarse a los que ya se tenían siendo fiel a ellos aunque se puedan pasar dificultades por esta decisión? Y esto en el mejor de los casos, porque habrá quien ni si quiera puede elegir, pero plantéatelo así. La decisión es realmente difícil, porque dejar a lado a un cliente con el que se lleva mucho tiempo para empezar con otro en el que no se sabe cuánto durará no sólo es arriesgado sino que también deja una sensación extraña. Lo mismo pasa en algunas empresas. Se puede estar tiempo en ellas con un sueldo decente, pero si no se cobra más o se asciende y aparecen nuevas empresas interesadas, puede surgir la difícil decisión entre quedarse con la empresa en la que se lleva muchos años o entrar en otra que pague más. Aunque actualmente se busca la estabilidad laboral, antes del inicio de la crisis económica en algunos países la respuesta era clara «al que me pague más». Pero ahora no es tanto así. Si se han asignado unas tarifas que se van a cobrar a los nuevos clientes, una solución puede ser consultar con los anteriores clientes una tarifa superior a la que se venía cobrando (pero no tan alta como los nuevos clientes) para darles una oportunidad en esa nueva vida. Si la persona responde que no puede, entonces es cuestión de pensárselo, pero se ha abierto el campo para poder ir a por otros clientes. Si la persona dice que no quiere pagar más por ese trabajo, la decisión está todavía más clara, si no valora tu trabajo… Es cuestión de valorar entre la estabilidad económica y la posibilidad de crecimiento y promoción, pero mi consejo personal es combinar ambas cosas en la medida de lo posible. Se debe quedar con los clientes que pueden permanecer más tiempo con los que se ha cogido confianza e ir “soltando lastre” de trabajos que no satisfacen tanto y están mal pagados (y si es de agradecer que te hayan dado la oportunidad es momento de pensar en otras cosas). Llegan momentos de la vida en que hay que tomar decisiones y pensar si quedarse con los clientes de tiempo atrás o llegar a unos nuevos que están dispuestos a pagar más por tu tiempo y experiencia. Y a menos que se pueda satisfacer a todos hay que elegir. Ofrecer alternativas antes de irse Una buena solución, si finalmente se decide abandonar a los anteriores clientes, o al menos a algunos de ellos, es presentar a otra persona en la que se tiene confianza para el puesto. Así la empresa no tiene que pasar mucho tiempo buscando a otra persona, haciéndole una entrevista y valorando si es válida para el trabajo. Que se haya decidido ir a un trabajo mejor no quiere decir que otra persona no esté interesada en el puesto que abandonas.