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Dirigir equipos, el arte de crecer

Hace cien años las relaciones laborales se entendían como una relación entre dos partes para nada iguales, donde una parte era directamente la opresora y la otra la oprimida, que debía lamentablemente dejarse oprimir para subsistir. Hace cincuenta años, las relaciones laborales se entendían como unas relaciones más abiertas, si bien aún seguían existiendo esas grandes diferencias entre quien contrataba, y el que era contratado, hoy en pleno siglo XXI es absurdo seguir encerrados en un planteamiento que ya no es así. Atención, que cuando se dice que la realidad actual ya no es así, no significa lógicamente que en la actualidad no existan empresarios o personas con personal a su cargo y/0 que se encargan de dirigir equipos que no sigan siendo unos déspotas, y que no existan trabajadores que aún se posicionan o se encuentran en una posición de relativa sumisión, pero por lo general ya no es así, y bien haremos de entender las relaciones laborales de una forma bien distinta. A mi entender, en la actualidad nos encontramos ante una situación que nos sitúa a todos en un mismo plano, unos prestan servicios y otros los contratan, sean de la índole que sean entiendo que todos somos prestadores de servicios profesionales, que hoy prestamos aquí, mañana allí, y hoy por nuestra propia cuenta o mañana cediéndonos a una empresa que a cambio de una remuneración tendrá nuestros servicios durante determinado tiempo o proyecto. Pero para nada entiendo la relación laboral como la vieja dicotomía de trabajador versus empresario, del ya lejano siglo XX. Y del mismo modo tampoco entiendo la dirección de equipos, la función de dirigir equipos como la función de alguien que dirige y alguien que es dirigido, simplemente entiendo la dirección de equipos ,  el dirigir equipos de profesionales, como la dirección de un conjunto de personas que cada una en base a sus intereses y todas enfocadas hacia los intereses para los que son contratadas, focalizan sus esfuerzos para crecer. Unos realizando la función de dirigir equipos y otros formando parte de esos equipos sin la vitola de dirección, pero todos (tanto el que presta servicios realizando la función de dirigir equipos, como el que es dirigido) se prestan servicios mutua y recíprocamente para lograr ese crecimiento deseado. Entendiendo entonces que toda relación laboral y toda relación de dirección pasa por guiar al equipo en su conjunto, un equipo que a mi entender se ha formado en base a la libertad de pacto más absoluta, una libertad en la que cada uno tiene sus objetivos, y que solo consiguiendo cada uno sus objetivos individuales y los grupales será un pacto que tirará adelante. Y de no ser así, no pasa nada, se busca un nuevo lugar donde prestar los servicios o se contrata a otro prestador  y punto.