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El cooperativismo como forma empresarial ante la crisis

A pesar de la crisis económica mundial, aún es posible dar lugar al origen de nuevas oportunidades empresariales, ya sea a través de microemprendimientos comerciales o bien de PyMEs dedicada a la producción o los servicios. Pero lo cierto es que al estar frente a la posibilidad de dar comienzo a un nuevo microemprendimiento, siempre debemos tener presente que existen una serie de factores totalmente determinantes en lo que respecta a poder alcanzar el éxito de nuestro proyecto. Entre ellos, es importante que seamos conscientes de la realidad, teniendo en cuenta cuál será el verdadero costo de inversión y la capacidad de trabajo. En este caso es posible que al evaluar la viabilidad del proyecto, vislumbremos que el negocio a concretar supera el presupuesto que tenemos disponible, o incluso nuestra capacidad, debido a que la puesta en marcha de la empresa puede llegar a demandar una importante inversión y un gran caudal de trabajo. Es allí precisamente donde lo más recomendable es optar por elegir algún tipo de sociedad, en principio buscando entre nuestros conocidos de confianza a un futuro inversor, quienes se podrán convertir en parte de esa nueva microempresa. Dentro de estos parámetros, uno de los tipos de empresa ideal para microemprendimientos en época de crisis suele ser la Cooperativa. Esta forma de negocio es actualmente definida por la Alianza Cooperativa Internacional como “una asociación autónoma de personas que se han unido voluntariamente para hacer frente a sus necesidades y aspiraciones económicas, sociales y culturales comunes por medio de una empresa de propiedad conjunta y democráticamente controladas”. En líneas generales, una cooperativa es una forma especial de empresa, cuya particularidad reside en que está basada en valores, por lo que posee principios especiales. Estos valores mencionados son la ayuda mutua, la responsabilidad, la democracia, la igualdad y la solidaridad. En lo que respecta a los principios básicos que rigen una cooperativa, cabe destacar que los mismos son la membresía abierta y voluntaria, el control democrático y la participación económica de los miembros, la autonomía e independencia, la educación, el entrenamiento y la información, la cooperación entre distintas Cooperativas, y el compromiso con la comunidad en la que se desenvuelve. No obstante, es importante mencionar que independientemente de los valores y principios mencionados, lo cierto es que existen ciertas características que son propias de una cooperativa, lo cual la distingue de otros tipos de empresas. En este sentido, cabe destacar que en una cooperativa no existe un límite establecido para la cantidad de socios que pueden participar, permitiendo el ingreso futuro de nuevos miembros, es decir que se desarrolla en base a una sociedad totalmente abierta. Por otra parte, y siempre hablando a grandes rasgos, en una cooperativa las ganancias alcanzadas por la empresa deben ser divididas en partes iguales entre los socios, al mismo tiempo que cada uno de ellos tiene derecho a voz y voto en lo que se refiere a las decisiones que afectan a la empresa. Sin embargo, debemos tener presente que los expertos aconsejan establecer ciertas diferencias en categorías con respecto a los asociados, poniendo de relieve aspecto tales como el trabajo calificado, la responsabilidad laboral y otras virtudes. Es sumamente importante tener siempre en cuenta que en estos casos debe primar el sentido de lógica distribución, con el fin de evitar que se produzca una desvirtualización de la idea de una justa y razonable distribución de los excedentes. En lo que respecta a la distribución de retornos, dentro de las cooperativas se realiza en proporción al trabajo efectivamente prestado por cada uno de los asociados. En cuanto a lo que respecta a la representación de la cooperativa, por lo general este tipo de empresas debe elegir a uno de sus miembros para que ocupe el cargo de Presidente del Consejo de Administración, el cual deberá ejercer la representación. Pero lo cierto es que el Presidente elegido no tendrá la última palabra durante la aprobación del reglamento interno de una cooperativa, elemento fundamental para el desenvolvimiento de la empresa, sino que se realiza a través de un proceso que implica diversas etapas. Básicamente, el reglamento interno de la cooperativa de trabajo debe ser en primer lugar propuesto por todos los miembros del consejo de administración, luego debe aprobarlo la asamblea de asociados, y por último debe ser autorizado por el ente regulador de cada país. Otra de las características fundamentales en las que se basa la cooperativa es que en este tipo de empresa debe trabajarse teniendo siempre presente uno de sus objetivos principales, que reside en ofrecer a la sociedad un producto o servicio con la mejor calidad y al menor precio posible.