Saltar al contenido

El grafeno: ¿Revolución o burbuja?

Se descubrió en los años 20, pero solo se pudo observar completamente en la década de los 40, aunque su nombre actual, con el que se denomina, fue apodado sobre los 90. Ahora mismo no es un futuro, es una realidad con un enorme potencial. Por ejemplo, IBM ha desarrollado transistores y procesadores de gran velocidad. Está sustituyendo al silicio como materia prima, sobre todo por sus ventajas, la no subida de temperatura además de su frecuencia, el silicio en teoría solo podría llegar a 40ghz y el grafeno a 1.000 GHz. Datos nada desdeñables, teniendo en cuenta que todo lo que comienza una compañía como ésta revoluciona completamente la industria. Cientos de usos Pantallas flexibles para sustituir a los móviles actuales, periódicos, ordenadores portátiles, libros etc… Hasta puede convertirse en pulseras, camisetas o cualquier cosa que nos podamos imaginar. Incluso sustituir a los cables de fibra óptica, por su mayor durabilidad y, como hemos dicho, su aumento increíble de frecuencia de datos. Por no hablar de que resulta un material mucho más económico. No es de extrañar que pueda llegar a cambiar todo el paradigma actual a nivel de comunicación e informática. Porque los ejemplos siguen siendo muchos y muy llamativos. Es el caso de las baterías. Con este material se puede reducir diez veces el tiempo de carga y aumentar su capacidad diez veces más. Lo mismo sucede con las cámaras de fotos. Desde la Universidad Tecnológica de Nanyang en Singapur han creado un sustituto a los ccd, aumentado 1.000 veces su sensibilidad. Lo que permite trabajar con mucha menos luz en cualquier momento y siendo cinco veces más económicas que las actuales, a la vez que consumen 10 veces menos energía. También se puede emplear en la fabricación de audífonos, consiguiendo que estos sean más delgados, con mayor autonomía e inteligentes. Pero lo mejor sin duda viene ahora. Absorbiendo energía. Pura ecología No, no estamos bromeando. El grafeno puede sustituir a las propias las placas solares. Esto ha sido desarrollado por la Universidad de Manchester. Que ha investigado sus enormes utilidades ecológicas, que permiten un ahorro considerable de energía, solucionando los problemas energéticos donde es difícil ubicar tendido eléctrico. Energía, que puede apoyarse también en la estética, ya que hay programas que permiten cambiar su cambiar color o su temperatura a voluntad. Oportunidad de negocio Todo esto nos hace pensar en dos posibilidades o nos encontramos ante una nueva burbuja de empresas tecnológicas creadoras de productos a base del grafeno o ante a una de las revoluciones del siglo XXI, pudiendo sorprendernos todavía más durante los próximos 50 años. Su fabricación se realiza en un reactor CVD donde se introduce un gas con carbono. Mediante la aplicación de energía se depositan los átomos de carbono sobre un substrato metálico. El siguiente paso es transferir la lámina de grafeno al substrato final, que puede ser un polímero, vidrio, silicio u otros, dependiendo de la aplicación. El precio varía según los tamaños y las propiedades. En los últimos años ha caído ya a la mitad. Una lámina de grafeno cuesta entre 300 y 1.000 euros, una cifra muy asequible para el consumo de investigación, aunque elevada para otros usos. De todas formas, se espera que el precio siga descendiendo progresivamente y, a medio plazo (unos cinco años), sea más barato que el silicio, que en la actualidad cuesta alrededor de 50 euros. Es decir, a medida que el mercado vaya avanzando el precio irá bajando. Prácticamente cuesta lo mismo producir una lámina que 100.000. En menos de cinco años se dividirá por 100 su coste económico y se multiplicará por millones su consumo, en éstas y otras aplicaciones anteriormente mencionadas, haciendo desaparecer o adaptarse a las industrias actuales. ¿Apuesta española? En España, existen varias startups que se han apuntado al tren del grafeno, mientras las grandes compañías mundiales aun esperan a su efectividad real. Hay otras vertientes también en España, como Elsa Padra, que investigan la sustitución del teflón por un material mucho menos contaminante llamado Flurogafeno. Son muchas las voces que señalan que España debería apostar por la producción en masa de estos materiales, además de crear productos finales, en lugar de limitarse a ser un puro consumidor de este nuevo producto revolucionario. En cualquier caso, la inversión sigue siendo privada, aunque hay empresas que ya están englobadas en el proyecto europeo Flagship. Sea como sea, todo esto es un aviso a navegantes, ya que los países que no investiguen e inviertan se quedarán fuera del tren del grafeno y por tanto de un futuro que ya está llamando a nuestras puertas.