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Emprendedores: El camino al éxito

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Invariablemente, en algún momento de nuestra vida es muy probable que sintamos la necesidad de iniciar un microemprendimiento, lo cual puede estar motivado por las más diversas y variadas causas. Algunos optan por la realización de un proyecto comercial propio por necesidades económicas, ya sea por falta de trabajo o bien para complementar un sueldo reducido. Claro que también la idea de poner en marcha un emprendimiento puede deberse a realizar un sueño que siempre estuvo presente en nuestra mente, o porque deseamos tener un trabajo que nos permita controlar y administrar mejor nuestro tiempo. Es que sin lugar a dudas, la independencia laboral nos ofrece un modo de vida diferente al que seguramente estamos acostumbrados, en el cual ya no debemos depender de terceros, lo que hace que podamos convertirnos en jefe y empleado al mismo tiempo. Ese es en general el motivo por el cual la mayoría de las personas desea convertirse en emprendedor. Lo cierto es que no siempre se logra ser un microemprendedor exitoso, y en muchas ocasiones los fracasos se deben a una falta de análisis previo a la puesta en marcha de la microempresa. En realidad, aunque parezca difícil lograr que nuestro microemprendimiento sea un éxito, lo cierto es que no se trata de una tarea imposible de llevar a cabo, ya que en definitiva sólo depende de que podamos llevar adelante un desarrollo metódico del proyecto y que tengamos una visión positiva en lo que respecta al futuro de nuestra empresa, siempre basándonos en metas reales y concretas. Por supuesto que para lograrlo es fundamental que tengamos en cuenta algunos de los factores más importantes que permiten alcanzar el éxito del emprendimiento, tales como la necesidad de capacitarnos, investigar sobre el tema, e incluso crear algún tipo de sociedad, ya sea a través de una cooperativa de trabajo o bien con el tradicional formato de sociedad anónima. Todo esto y otra serie de pautas conforman el perfil del método de trabajo del microemprendedor, posibilitando que su proyecto inicial se convierta en un verdadero negocio exitoso y sobre todo rentable. Uno de los puntos esenciales para organizar nuestro trabajo como emprendedor es llevar a cabo un análisis detallado de diferentes factores. En principio, debemos analizar nuestra idea, para lo cual podemos comenzar a compartirla con nuestros familiares y amigos, y así poder recaudar opiniones sinceras en torno a nuestro proyecto. Por otra parte, también es sumamente importante realizar una investigación detallada acerca de nuestros competidores, y en este sentido debemos hacer hincapié en conocer cuáles son sus fortalezas y sus debilidades. Asimismo no debemos olvidarnos de llevar a cabo un análisis de costos, teniendo en cuenta en este punto cada uno de los aspectos relacionados con nuestro microemprendimiento, es decir que debemos incluir en el mismo los costos que posee la fabricación del producto que vayamos a comercializar, los gastos de logística, impuestos y capacitación, y todo otro detalle que pueda estar relacionado. Nada debe quedar librado al azar. Una buena alternativa para lograr alcanzar nuestros objetivos y disponer de la inversión necesaria es optar por la búsqueda de socios, sobre todo cuando llegamos a la conclusión de que no podremos afrontar el trabajo de microemprendimiento solos. En este sentido, una de las variantes más interesantes es crear una cooperativa de trabajo. Por otra parte, también debemos ser siempre conscientes de nuestras limitaciones, ya que se puede dar el caso de desear emprender un proyecto dentro de un ámbito que desconocemos. Por ello, la capacitación posee un valor agregado incalculable para lograr que nuestro emprendimiento sea exitoso, y sumamente necesario para desarrollarlo y alcanzar el nivel de satisfacción comercial esperado. En la actualidad, según las cifras en torno a la actividad emprendedora mundial, se estima que aproximadamente el 70% de los emprendimientos culminan en fracaso, y si bien estas estadísticas no son realmente alentadoras, en el momento de iniciar nuestro negocio también podemos aprender de los errores ajenos, a fin de evitar dichas causas de fracaso. Es por ello que debemos tener en cuenta cuáles son los errores más frecuentes que suelen cometer los emprendedores, entre los cuales se incluyen la falta de tiempo del equipo emprendedor, como así también la falta de compromiso. Ambos suelen ser factores determinantes, que dan como resultado el fracaso absoluto del emprendimiento. Por tal motivo, los expertos suelen recomendar que durante los primeros seis meses de la puesta en marcha del proyecto, el emprendedor se dedique full time a su microempresa, a fin de lograr los objetivos. Por otra parte, también suele ocurrir que en algunos casos los emprendedores intentan ahorrar dinero en piezas que son fundamentales para el desarrollo de su proyecto. Un ejemplo de ello suele ocurrir con la creación del logotipo de la marca. A veces ahorrar en este punto puede ser el motivo del fracaso, ya que en definitiva un buen diseño es un factor fundamental de éxito en nuestro emprendimiento. Otros incurren en el error de no establecer y gestionar un plan de negocios basado en la seriedad, sobre todo en lo que se refiere al planeamiento financiero, uno de los factores esenciales en el inicio de un proyecto. En este sentido, no hacer por ejemplo una detallada investigación de mercado puede acercarnos más al fracaso. No menos importante es el factor de la capacitación, ya que si desconocemos aspectos fundamentales del negocio que vayamos a emprender, lo único que lograremos es obtener un fracaso seguro. Asimismo, uno de los errores más comunes suele estar dado por la falta de confianza en nuestro emprendimiento, y por ende darse por vencido demasiado pronto. En este punto, es importante destacar que no todos los negocios tienen el mismo ciclo de aprendizaje, e incluso en algunos casos luego de un fracaso un emprendimiento puede ser reconfigurado y optimizado a través del aprendizaje que brinda la propia experiencia. Aquí es imprescindible incluir dos factores determinantes, por un lado la paciencia, y por el otro la capacidad de adaptación. Por último, nuestro proyecto puede culminar siendo un microemprendimiento frustrado cuando por ejemplo, carecemos de un equipo directivo adecuado que conozca la forma de llevar adelante el negocio, o bien cuando no se realiza una detallada planificación o no contamos con un adecuado plan de negocios, como así también cuando existe una falta de información acerca de la industria, una carencia de control, una falta absoluta de criterios para decidir las inversiones y gastos, en donde el Plan Económico y el Plan Financiero juegan un rol esencial, e incluso cuando poseemos una visión a corto plazo sin confiar en los resultados de nuestra labor a futuro. Por supuesto que el camino del emprendedor suele ser siempre difícil, pero lo importante es no dejarnos vencer por los temores, ya que en definitiva en este campo se aplica lo que reza el refrán: “El que no arriesga, no gana”, por lo que siempre vale la pena intentarlo.