Saltar al contenido

Emprender, de la vocación a la opción

Que nos encontramos en tiempos convulsos es una realidad indiscutible, que nos encontramos en una sociedad que esta viviendo un profundo cambio es algo que no se puede negar, y que ante esta realidad convulsa y de cambio se producen grandes riesgos es una obviedad. Del mismo modo que es una obviedad que en esta sociedad convulsa y que se transforma aparecen grandes oportunidades, pero oportunidades que deben ir más allá del momento. Muchos se lamentarán de la mala situación socioeconómica mundial (¿Mundial? Los mercados emergentes no creo que opinen lo mismo), otros se irán quedando rezagados ante los cambios, otros sacarán provecho de todo ello. Pero para sacar tajada de todo ello, y que esta tajada, que este provecho sea perdurable, sea sostenible, hace falta mucho más que saber estar en el momento, hace falta saber estar permanentemente esperando y buscando el momento. Dicen que las crisis, que los malos momentos y las malas situaciones permiten fomentar la creatividad y la aparición de nuevas inquietudes y necesidades, que si lo trasladamos al lenguaje empresarial podríamos decir que aparecen nuevos emprendedores, y nuevos negocios, pero el problema es que estos emprendedores y que estos negocios aparezcan solo por necesidad. Lamentablemente provenimos de una sociedad adormecida, una sociedad donde el estado mental funcionarial prima, y donde el estado mental de emprender es un “habea raris” en nuestra sociedad, y es cierto que la situación coyuntural permite transformar un poco esos roles, y bienvenido sea, pero mal vamos si solo es por la situación coyuntural, mal vamos si al final de lo que se trata es simplemente de emprender por emprender. ¿Qué sucederá cuando salgamos de la delicada situación actual? Sucederá que los que realmente sobrevivirán, seguirán, se desarrollarán y seguirán creando nuevas oportunidades son aquellos que han emprendido, que realizan la función de emprender por vocación, no aquellos que simplemente han buscado un plato de comida en la función de emprender. Bien está si el plato de comida nos ha servido de espoleta, pero detrás de ese plato tiene que haber algo más, pues algún día ese plato estará lleno, y entonces ¿qué?