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Empresa y competencia: Conocerla para competir

Empresa y competencia suelen ir de la mano. De hecho, tener competencia no siempre es malo, sino todo lo contrario, requiere una mayor exigencia y la puesta en marcha de técnicas y herramientas más novedosas para dar a conocer los valores y las cualidades de un determinado producto o servicio. Tener una filosofía diferente es tener una estrategia distinta. Conocer a la competencia es el primer paso para encontrar una forma de competir distinta. Si todos compiten de la misma forma, todos pierden. Hay que saber encontrar una posición competitiva diferente y que, al mismo tiempo, sea atractiva para el público elegido. Estudiar y conocer a la competencia no es copiar, sino todo lo contrario, es encontrar nuevas vías. No siempre lo más aparente es verdadera competencia. La competencia es la que va al mismo segmento de clientes y ofrece soluciones alternativas o similares. De esta competencia se puede aprender mucho. Para marcar una estrategia de diferenciación con la competencia hay que analizar el mercado, sus previsiones y el potencial crecimiento del sector en el que opera la empresa. ¿Estamos ante un mercado en expansión o en retroceso?, ¿cuáles son las nuevas tendencias?, ¿cómo están influyendo los factores socioeconómicos? Son algunas de las preguntas a las que también tenemos que dar respuesta. En cuanto a la competencia, es muy importante conocer el tipo de competidores, sus fortalezas y sus debilidades. Hay que contar con información sobre su localización, las características de sus productos o servicios, sus precios, sus calidades, eficacia de su distribución, cuota de mercado, etcétera. Conocer el volumen de ventas del sector, así como el volumen de facturación de las empresas con las mismas características y la cuota de ventas en el punto geográfico nos permitirán realizar un análisis más somero tanto de la competencia como del sector. Hoy en día el desarrollo tecnológico es, sin duda, un elemento diferenciador en la gestión de una empresa frente a sus más directos competidores. Factores tecnológicos a los que también se han de sumar los factores comerciales y de mercado para sustentar la competitividad. Factores que van desde el diseño y la mejora de la calidad, a la importancia de los servicios prestados al consumidor y la aplicación de las nuevas tecnologías a todas las áreas de gestión de la empresa. Transmitir una imagen de innovación, de prestigio y de alto nivel y calidad son premisas fundamentales para competir. Ofrecer productos o servicios con diseño, calidad y una buena campaña de comunicación y marketing son claves para afrontar con éxito la batalla con los más directos competidores.