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¿Entre burbujas anda el juego?

¿Te has enterado? Facebook ha comprado WhatsApp”. Cuando escuchamos esto no estábamos en la redacción, sino en una cafetería tomando un café matutino. Dos jóvenes comentaban la que era la noticia del día, incluso de la semana, para las redes sociales y para los medios de comunicación tradicionales. Sin embargo, las bromas consiguientes sobre el hecho de compartir los datos en ambas, no prestaban atención a los sesudos análisis de los expertos. Análisis, que giraban en torno a varias cuestiones. Los más optimistas apuntaban a la gran maniobra de Facebook a nivel estratégico, los que menos se hacían la siguiente pregunta: ¿Podemos volver a estar ante una burbuja tecnológica que esté a punto de estallar y que haga que la economía mundial vuelva a tambalearse? Cifras de vértigo Exagerado, absurdo, ridículo… Estos eran algunos de los adjetivos que también acompañaban a la noticia y que hacían referencia al precio de WhatsApp. No es para menos cuando se manejan cantidades o cifras como 19.000 millones de dólares, unos 14.000 millones de euros. Eso es lo que le ha costado a Facebook comprar WhatsApp. Aunque si nos ponemos a desgrosar se trata de 4.000 millones en efectivo y 15.000 millones en acciones, de los cuales 3.000 millones están destinados a los propios trabajadores de la aplicación, unos 30 ingenieros. Y aquí un dato curioso. A cada uno de esos técnicos les corresponde un equivalente de 14 millones de usuarios, aunque nada se sabe hasta el momento de las cifras de negocio de la aplicación. Sea como sea, la compra ha quedado muy lejos de los 1.000 millones de dólares que Facebook pagó por otra aplicación, Instagram. Es más, se trata del movimiento corporativo en el sector de la tecnología más elevado desde el 2001, año en el que Time Warner se fusionó con AOL, aunque no alcance la cifra récord de 124.000 millones de dólares. En cualquier caso, y según el análisis del periódico El País, si el precio pagado por WhatsApp fuera su valor en bolsa, ocuparía el lugar 265 entre las compañías del índice S&P 500, muy por encima de la cadena de hostelería Marriot o del Southwets Airlines, que es la tercera aerolínea más grande EE.UU. Yendo un poco más lejos, esos 19.000 millones de dólares suponen lo que vale una de las multinacionales más conocidas de Norteamerica, Gap, con unas ventas de 16.300 millones de dólares. Aunque hay que destacar que WhatsApp no sería nada sin la infraestructura de compañías de tecnología como Verizon, que es el mayor operador de EE.UU. con una cifra de negocio de 81.000 millones de dólares. Miedo ¿Pero qué es exactamente lo que ha propiciado tanto miedo? Desde luego no se trata de la mensajería instantánea. Las primeras dudas llegaron con la cadena de estrenos en bolsa de Facebook y otras empresas puntocom, como Twitter o Linkedin. Sin olvidar las cantidades astronómicas que recibieron los creadores de otras aplicaciones como Tmblr o Viber. Parece ser que no se teme a una gran burbuja, sino a burbujas dispersas, que un analista comparaba con las de un refresco. Los más críticos consideran que se están pagando precios desorbitados porque cunde la desesperación entre las aplicaciones y/o redes sociales, cuya preocupación por aumentar los usuarios propicia que la estrategia sea comprar otras empresas con usuarios. Algo que ya sucedió con la crisis puntocom. Un complejo precedente. Pura estrategia defensiva Hay que decir que no todas las voces son críticas con este matrimonio tecnológico. Otros expertos señalan que la adquisición tiene sentido y que Facebook ha acertado de pleno. Al fin y al cabo, 4.000 millones se pagan en efectivo y era una cantidad que se tenía y que estaba pendiente de utilizar. Siguiendo este análisis, en el peor de los casos, WhatsApp sólo costaría 6 dólares por acción, por lo que el impacto sobre los beneficios sería limitado. No sólo eso. Si WhatsApp comienza a monetizar de forma parecida a LINE, por poner un sólo ejemplo, que lo hace a través de juegos o stickers, sus ingresos podrían verse aumentados entre 1.500 o 2.000 millones de dólares. Actualmente, la única fuente de ingresos de la aplicación es el primero dólar o euro que se paga tras el primer año gratis. Además, para muchos se trata de una estrategia defensiva, ya que era cuestión de tiempo que alguien llevara a cabo una operación semejante, WhatApp era toda una golosina que solita ha supuesto un fuerte varapalo para los tradicionales sms. ¿Qué dice de todo esto el principal implicado, Mark Zuckerberg, consejero delegado de Facebook? Pues que la compra está más que justificada, ya que la aplicación cuenta con más de 450 millones de usuarios, de los que el 70% utiliza el servicio cada día y cada día la aplicación también registra un millón nuevo de usuarios. Por lo que se espera que en los próximos años alcance los 1.000 millones de personas. Para Facebook puede suponer incluso la supervivencia, ya que hace unas semanas se conocía que la red social podía tener los días contados, fecha de caducidad ante los avances de sus rivales. ¿Problemas con la privacidad? Pero la operación también ha suscitado otras reacciones como la de la Oficina de Regulación de la Privacidad en las Comunicaciones alemana, que desaconseja a los alemanes utilizar WhatsApp para comunicarse a través de mensajes instantáneos. Al parecer, la combinación en un mismo dispositivo móvil de las dos aplicaciones deja al usuario desprotegido. De hecho, en el acuerdo no se llega a encontrar ninguna declaración sobre la política de protección de datos. Tampoco hay una legislación específica que regule este tipo de comunicaciones. Y ambas compañías se han negado a acatar las normativas de seguridad y de privacidad de datos establecida por la UE. En EEUU, las leyes son bastante menos estrictas. ¿Nuevas adquisiciones? Sin embargo, parece que las críticas no han acabado con la fiebre compradora y expansiva de Facebook. Estos días se ha sabido que la red social estaría negociando la compra del fabricante de drones Titan Aerospace, según informaciones de la publicación TechCrunch. La operación podría costar alrededor de 60 millones de dólares, unos 43 millones de euros. Dicha compañía se ha especializado en la fabricación de vehículos no tripulados, capaces de volar a gran altura con el uso de la energía solar. Algo que les permitiría volar durante unos 5 años sin necesidad de mantenimiento. ¿Qué busca Facebook con esta nueva compra? Según expresó el propio Zuckerberg en el Mobile World Congres de Barcelona, se trataría de que formara parte del proyecto Internet.org, que tiene como objetivo que Internet esté al alcance de los dos tercios de personas en el mundo que todavía no están conectadas. Para ello, la red social comenzaría a construir 11.000 drones, a los que dotaría de un equipamiento que les permitiría dar cobertura de red a muy bajo coste o incluso gratis en regiones como África. También Google habría pensado en algo similar, ya que se trata de un paso muy importante de cara al posicionamiento y la expansión en el negocio de las telecomunicaciones. Por si todo esto era poco… nuevo diseño Pero Facebook no para, hasta en lo más simple no quiere darle la razón a quienes pensaban que estaba acabado. Una de las últimas noticias de la red social tiene que ver con un nuevo diseño para su versión en ordenador y móvil. Ha escuchado las recomendaciones de los usuarios que afirmaban que les gustaría que las imágenes fuesen más grandes. Dicho y hecho, el cambio será dentro de poco y no sólo las fotografías tendrán un mayor tamaño, sino que contará también con una nueva tipografía. Eso sí, para los anuncios no hay ninguna novedad. Al parecer, de momento no hace falta, aunque quién sabe lo próximo que anunciará la red social. Veremos si con el tiempo es verdad o no que entre burbujas anda el juego.