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Errores habituales a la hora de reducir gastos

Los años y la experiencia han demostrado que resulta mucho más fácil el hecho de justificar el aumento de los gastos de una empresa que recortar los gastos innecesarios que se realizan en la misma. Es obvio que no se trata de recortar a lo loco todo que se nos antoje, primero debemos tener bien claros los objetivos que pretendemos cumplir y a partir de ahí tomar las decisiones que sean necesarias para disminuir los gastos que se producen en nuestro negocio. En primer lugar tendremos que considerar a la hora de reducir gastos si se trata de un recorte coyuntural o estructural. En el caso de que se trate de un recorte de tipo coyuntural no hay problema, tan solo tendremos que detectar aquellos gastos innecesarios o excesivos que se realizan en la empresa y reducirlos o eliminarlos totalmente, algo que en un principio no debe afectar al funcionamiento normal de la empresa. Con ello nos estamos refiriendo a gastos generales como las dietas, el teléfono, el material de oficina o los viajes. En el caso de que se trate de un recorte de tipo estructural, resulta mucho más complejo y es preciso emplear herramientas de gestión mucho más complicadas (centrar la  empresa en las actividades esenciales, eliminar líneas de producto, etc.). El segundo error que suelen cometer muchas empresas a la hora de realizar recortes para reducir gastos es no tener en consideración la causa-efecto que ocasionará este recorte. Por ejemplo, si eliminamos o reducimos de forma considerable las comisiones de nuestros trabajadores, es una acción que puede desmotivar a los empleados y afectar de forma negativa a las futuras ventas de la empresa. Otro gran problema con el cual se encuentran mucho empresarios es la imposibilidad de decir que no a un cliente determinado, y es que por mucho que duela dejar escapar un cliente, no todos salen rentables a la empresa, lo cual hace indispensable el hecho de analizar la situación concreta de cada uno de nuestros clientes, especialmente aquellos que poseen una baja rentabilidad o un mal posicionamiento estratégico. Tampoco podemos olvidar mencionar  que debemos eliminar a la mayor brevedad posible los lujos innecesarios y eliminar las ineficiencias (clientes y productos poco rentables o ineficientes). Es obvio que diseñar nuevos productos es algo totalmente vital para que nuestra empresa siempre este al día, con nuevas novedades e innovaciones, pero es importante tener en cuenta que el diseño de nuevos productos no debe hacerse a lo loco, ya que es imprescindible pensar en el ciclo de vida de cada uno de los productos que diseñemos, el coste económico que ello nos supondrá y las ganancias que podremos conseguir con la salida al mercado de cada nuevo  producto. Para finalizar decir que cada empresario deberá centrar todos sus esfuerzos en realizar actividades que generen ventajas competitivas (lo cual nos diferenciará de la competencia), pedir consejo a los trabajadores (ya que son los que mejor nos pueden informar de los gastos inútiles que se realizan en la empresa), así como crear un plan de mejora continua, en el cual se diferencie entre lo urgente y lo importante.