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Estrategia de marketing: anotar en la cuenta del cliente

En muchas ocasiones, las pequeñas e incluso medianas empresas, para ganarse a los clientes y por confianza en ellos, concede crédito a sus clientes, de manera que lo que se compra queda en “la cuenta” del cliente hasta el momento en que decida saldar esta deuda. Antes de tener en cuenta esta posibilidad, las empresas deben pensar si confían en el cliente o si pueden estudiar al cliente para ver si finalmente pagará la deuda. Y es que una de las bases para ofrecer esta posibilidad al cliente es conocer su historial de pagos, estudiar si realmente el cliente va a pagar lo que debe. En sitios pequeños donde todo el mundo se conoce se ofrece más esta posibilidad, sobre todo porque no existen muchas tiendas y el cliente tendrá que volver necesariamente y pagar, pero no por ello deja de ser insegura, especialmente en estos momentos que vivimos. Por eso, son muchas las empresas que han dejado de dar “cuenta” a los clientes. La principal ventaja que tiene crear una “cuenta” al cliente es que se fideliza a este cliente, de manera que si necesita algo volverá a la empresa, incluso aunque no tenga dinero en ese momento, porque después lo pagará en el momento en el que cobre o cuando mejor le convenga. Además, el cliente se fideliza porque siente que la empresa confía en él, porque se siente en cierto modo parte de algo. La principal desventaja de esto es que hay clientes que no pagan, siempre hay alguno que agranda la cuenta lo más que puede sin pagar, o en el mejor de los casos paga lo más tarde posible haciendo que la empresa se encuentre sin ese dinero durante mucho tiempo. Los principales enemigos de la modalidad “anotarlo en la cuenta del cliente” son la falta de liquidez de las empresas, la falta de solvencia de empresas y clientes y la falta de confianza por parte de las empresas que han podido ver una reducción de las ventas y muchos impagos de facturas. Actualmente, muchas empresas no conocen esta modalidad, mucho menos la utilizan, pero existen empresas que bien la conocen y la ofrecen o bien la conocen y han dejado de utilizarla. La crisis nos asola y hay miedo a impagos por parte de los clientes, además la liquidez de las empresas es menor y no pueden permitirse dejar de recibir dinero que necesitan para hacer frente a todos los gastos que supone tener una empresa en momentos difíciles.