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Internacionalización, clave para las empresas y para el profesional

Internacionalizar nuestras empresas (o mejor dicho aún, ser internacionales tanto mental y formativamente como personas o como profesionales), ya no es tan solo una opción, es una obligación. Una obligación que la sociedad (en general, entendiéndola como el conjunto de entes que se interrelacionan entre sí, como clientes, empresas, proveedores y un largo etcétera) actual nos demanda (y cada vez nos demandará más) si queremos estar dentro de ella. Una sociedad que nos lo demanda si lo que no queremos es quedarnos atrás, si lo que pretendemos es no quedarnos como personas, profesionales o empresas limitadas, con escaso potencial, dudoso presente e incierto futuro. Si lo centramos en este caso en el ámbito de las empresas, decir que por supuesto la internacionalización puede no ser la solución a todas las empresas, a todos los ámbitos y sectores, pues en algunos casos de lo local pueden hacer su seña de identidad, y en otros casos puede que su propia idiosincrasia (pequeños comercios tales como panaderías, peluquerías o también otro largo etcétera) puede que haga (y no en todos los casos) que la internacionalización no sea el camino para ellos. Pero incluso para estos casos, si bien internacionalizarse físicamente no es una opción, si que estar internacionalizados orgánicamente, mentalmente, supone una diferenciación, y puede suponer una buena ventaja competitiva. Y para el caso (ampliamente mayoritario) de las empresas a las que sí que la internacionalización supone un factor clave, decir que si bien la internacionalización ya no es una opción (pues es una obligación si quieren ya no tan solo crecer, es una obligación probablemente si simplemente lo que quieren es subsistir), decirles que internacionalizarse  ya no es una opción, no, pero que la opción tampoco es internacionalizarse de cualquier modo y sin pensar (y sin adaptarlo a cada realidad particular). Así, es importante decir que internacionalizarse no es tan solo llegar a un acuerdo comercial para introducir nuestros productos o servicios en mercados foráneos, ni internacionalizarse es tan solo tener un cliente extranjero o simplemente abrir un chiringuito propio fuera de nuestras fronteras nacionales. Internacionalizarse es eso, sí, pero mucho más que eso. Internacionalizarse, es enfocar, diseñar y plasmar toda una estrategia, internacionalizarse es ser nosotros mismos y el cuerpo y alma de nuestra empresa internacionales. Internacionalizarse es especialmente  no entender la internacionalización como un departamento de la empresa, es entender la internacionalización como empresa. Y es entonces y solo entonces cuando deberemos decidir las estrategias concretas y parciales a seguir.