
Éste negocio, el del emprendimiento, es difícil, agotador y exhaustivo, pero al final, los que llegan, obtienen una satisfacción inigualable. Sin embargo, es muy común, pero poco conocido, que muchos emprendedores y fundadores de empresas han tenido algún tipo de problema con sus familiares y allegados debido a todo el tiempo que le dedican a su trabajo. Es también muy común que los mejores años de un negocio sean los más oscuros y problemáticos en el hogar del emprendedor. Mientras están concentrados, dirigiendo y tomando decisiones en el trabajo, son inconsiderados, egoístas y flojos en casa. Esto es una realidad que pasa más de lo que se pueden imaginar, y hasta afirman es parte del proceso, pero no tiene porque serlo.
El miedo al fracaso nos rodea constantemente, nos hace reflexionar y analizar mucho las cosas, pero también nos pone en duda con respecto a nuestras capacidades y las decisiones que tomamos; tienes recursos limitados, dinero que, de no utilizarse correctamente, puede causar que tu compañía no prospere.
Mientras libramos batallas en el trabajo, tratando de conseguir el éxito con nuestro emprendimiento, nuestra vida personal se puede ver afectada: la ausencia de uno mismo puede afectar gravemente la relación de pareja y familia. Nos ha pasado, llegar del trabajo, tal vez con pizcas de frustración, estrés y enojo y lo único que queremos hacer es recostarnos en nuestro sofá favorito, ver televisión y tomar una cerveza. Hay veces que solo queremos hacer eso, relajarnos sin tener que hablar con alguien. Eso se traduce en ausencia, estar sin estar. Es un tema muy delicado y que se tiene que atender cuanto antes, pero nuestra falta de tiempo y el cansancio son obstáculos muy grandes.
El caso de un muy querido amigo mío llamado Bernardo fue algo como lo descrito en lo anterior: su esposa renunció a un puesto de vice-presidencia en una Start Up para quedarse en casa con sus hijos, mientras su esposo, mi amigo, continuaba con sus proyectos. Él llegaba a su casa, en la cual su esposa ya estuvo todo el día cuidando de los niños y esperando con ansias tener una conversación adulta con su esposo; pero ¿qué pasaba? Bernardo llegaba, se instalaba frente al televisor y se olvidaba de todo. Había falta de atención y no se sentía un ambiente familiar. Tareas como cocinar conjuntamente, sacar la basura o simplemente cambiar una luz eran cosas que “él no tenía que hacer” y que podían contratar a alguien para que realizará todas esas tareas “si estresaban demasiado a su esposa” Estaba ciego y no miraba cual era el real problema. Sí, era un excelente ejemplo en el trabajo, un modelo a seguir, pero en el hogar era otra cosa, completamente opuesta. “Candil en la calle, oscuridad en su casa” como dice el popular dicho.
Ser emprendedor no debería ser sinónimo de egocentrismo, egoísmo o arrogancia, si no todo lo contrario. Analizando el caso anterior yo, junto con mi reivindicado amigo, pudimos llegar a ciertas conclusiones que servirán de ayuda a otros y evitar que pasen por el camino oscuro.
Desconéctate.
Esto puede sonar tal vez un poco mal o inclusivamente contraproducente, pero funciona y es necesario. Cuando Bernardo sintió que su familia en realidad ya no era entro en pánico y se empezó a dar cuenta de los detalles y de los errores que él estaba cometiendo. Lo que necesitaba realmente era un cambio total, su mentalidad tenía que dar un giro de 180 grados. Esto obligo a Bernardo a desconectarse completamente del trabajo cuando estuviera en casa. Desconectar computadoras, teléfonos e incluso la televisión. Cocina la cena con tu pareja, siéntate con tus hijos a la mesa y ayúdalos con su tarea, ellos lo apreciarán y tú te sentirás bien. Si te encuentras en la situación de tener que escabullirte a mandar un correo electrónico, lo estás haciendo mal.
Participa.
Como lo describí en el punto anterior, tu participación es clave para mantener una relación sólida. Involúcrate mentalmente. Por más cansado que estés por ese largo viaje o las 12 horas que pasaste en la oficina, llega a casa e intenta hacer alguna tarea ahí y platica con tu familia. Todo empresario seguramente lleva a sus hijos a la escuela, les hace el lunch, va a reuniones de padres de familia, etc. Tú también date el tiempo y el espacio para cumplir con eso y más. Cuando te involucras las cosas se dan de una manera más natural, sin pensar estarás planeando la semana con tu familia y durante el fin alguna cena o ida la teatro con tu esposa. La comunicación se eleva drásticamente.
Comunica.
Esencial para cualquier relación. Habla con tu familia cuando estés fuera de la ciudad en algún viaje de negocios y planea con ellos lo que sucederá en la semana. Pregúntales sobre su día y comparte el tuyo con ellos. Ofrécete para cualesquier tarea que puedas hacer, aunque te encuentres lejos. Si puedes pasar a recoger algo de regreso hazlo. Por el contrario, cuando te toque el turno de estar a cargo –que tu esposa esté fuera- toma las medidas preventivas necesarias y prepárate. Si puedes, ten siempre dos móviles, el del trabajo y el familiar o personal. La comunicación es probablemente el área más grande de oportunidad cuando nos encontramos en situaciones difíciles.
Prioridades.
Bernardo reacomodó agendas y calendarios para programar actividades con su familia y les dio la importancia que éstas tienen. Una salida a la semana con su esposa, otra más con su hijo a practicar algún deporte y cocinar el desayuno dos veces por semana con su hija. Además dos días se encargaba de hacer el recorrido matutino para dejar a sus hijos en la escuela. Durante esos tiempos Bernardo se aseguró que nada en su calendario laboral intervenga. Si habría que hacer alguna reunión o junta, simplemente la re-programaba. Cuando puedes hacer eso, te das cuenta que tus prioridades están ordenadas de la manera correcta.
Tener una vida personal e invertir tiempo en ella y en las relaciones importantes te hará mejor persona, mejor líder. Cuando te encuentras desequilibrado, tus niveles de estrés y tu juicio se verán afectados. Además, realizar un cambio como el de Bernardo es un ejemplo mayor de liderazgo que si hubiera seguido haciéndolo mal.
Todo lo anterior no solo se aplica a los emprendedores, pero a cualquier persona que se encuentre allá afuera ganándose la vida. Si no pones la atención suficiente, no te esfuerzas o ignoras tus relaciones personales no obstaculizará tu brecha profesional o laboral, pero de nada servirá llegar a la cima si no tienes a nadie con quien compartir tu éxito.