
Aunque muchas veces delegar puede parecer una tarea difícil o algo que muy pocos están dispuestos a hacer, a la hora de la verdad va a llegar un momento en que se produce un apalancamiento gerencial o general de la empresa y se tiene que acabar delegando, ya que una misma persona no será capaz de afrontar todas las tareas que se le vienen una vez que crece una empresa. Cuando se trata de delegar tareas sencillas que no corresponden necesariamente a la empresa, se puede recurrir a la subcontratación, sin embargo cuando se trata de delegar tareas propias de la empresa y muchas veces incluso de altos mandos será necesario recurrir a la delegación de tareas, se quiera o no. Para que esta delegación no se convierta en algo muy duro, la persona que delega debe seguir realizando las tareas más importantes, las que considera que solo esa persona puede hacer, y delegar las que considere «delegables», además de que las tareas las debe delegar a una persona de confianza. Se puede empezar por tareas rutinarias, y seguir pasando a tareas más complejas hasta que finalmente se acaben delegando todas las tareas necesarias. Para seleccionar a la mejor persona, se tiene que hacer una selección interna dentro de la empresa o seleccionar a una persona de confianza a la que habrá preparado para realizar estas funciones. En muchas ocasiones, el proceso de transición puede pasar por empezar a delegar a una persona tareas que no le corresponden para ver cómo funciona en ellas y empiece a coger experiencia, aunque este proceso debe ser lo suficiente corto para que el trabajador aprenda y coja experiencia pero no se sienta explotado por realizar dentro de su trabajo tareas que no son suyas. Los beneficios de delegar son varios, pero sobre todo el más importante es que dejará a la persona que delegue hacer las funciones más importantes con eficiencia, sin tener que preocuparse por otras. Otra ventaja es que la persona que delegue puede tener más tiempo libre, ya que en caso de que falte en algún momento alguien podrá cubrir las tareas básicas hasta que vuelva. Aún a pesar de delegar se debe controlar lo que hace la otra persona y hacer una valoración de su trabajo para poder ver si cumple eficientemente con él. Delegar se convierte no sólo en algo necesario, sino también en imprescindible, por eso se debe crear una mentalidad de delegación dentro de la empresa, partiendo de los más altos mandos, en que el jefe empieza a delegar en las personas de confianza poco a poco para poder dedicarse a las que más le corresponden y así poder trabajar más eficientemente en ellas, logrando mayores resultados para la empresa.