
¿Sabes cuál es la mejor campaña de marketing? Aquella que protagonizan tus clientes, cuyas opiniones tienen mucho más valor y credibilidad entre el resto de potenciales clientes que las emitidas por la propia empresa o marca. Hacer partícipes a tus clientes en las acciones de marketing empresarial es una apuesta, aunque creas que arriesgada, ventajosa, porque de entrada permite a cualquier empresa conocer qué piensan de verdad los consumidores, sus clientes, sobre el producto o servicio que ofrecen. ¿Es arriesgado conocer su opinión? No es arriesgado porque es la opinión del consumidor la que, en definitiva, dicta qué productos son aceptados en el mercado y cuáles no. Las nuevas tecnologías han revolucionado la forma de comunicar y de promocionar los productos o de dar a conocer una determinada empresa o marca. Herramientas como los blogs, canales como Youtube o las redes sociales (Facebook, Twitter, Instagram…) son perfectos para interactuar y generar nuevos foros de comunicación con el público. La utilización de estas herramientas, para crear lo que se denomina identidad digital, implica su actualización y generar contenidos con capacidad para enganchar al público. Un contenido, cuanto más real, más creíble. Y aquí es donde los clientes de una empresa pueden ser el mejor activo para una campaña de marketing. ¿Cómo hacer partícipes a los clientes? Una acción eficaz es invitar al público a dar su opinión en la web o en las redes sociales sobre un determinado producto que la empresa está pensando en lanzar o promocionar. A través del etiquetado, algunas marcas se han lanzado, por ejemplo, a invitar a los compradores de un determinado producto a dar su opinión en su página web o perfil de Facebook a cambio de un cupón descuento para la siguiente compra. Si funciona, se conseguirá un segundo objetivo, aumentar las ventas. ¿Por qué se compra un determinado producto y no otro?, ¿cómo y cuándo lo usan? Son algunas de las preguntas que, sin duda, los responsables de las empresas quisieran conocer siempre. Ahora es posible, invitando a los consumidores a contar y compartir cómo utilizan un determinado producto, por ejemplo, si se trata de una prenda de ropa, compartiendo una foto con ella puesta para que otros clientes vean cómo queda. La historia contada en primera persona es un valor añadido para el producto.