
Cuando se alude a una persona, empresa, actividad u organización exitosa, inmediatamente asociamos a dicha entidad valores sobresalientes relacionados con su capacidad de liderazgo y motivación. Esto se debe a la estrecha vinculación que existe entre los tres términos: mientras que el éxito consiste en la realización de determinadas metas, la motivación es el deseo mantenido y necesario que impulsa llevar a delante con firmeza y esperanza las acciones necesaria para cumplir las metas. Finalmente, el líder es aquella persona capaz de estimular a fin de que la motivación y el potencial específico de cada persona trascienda. De ahí la necesidad de las empresas y organizaciones de contar entre sus recursos humanos con personas idóneas en cuanto a liderazgo y capacidad de motivación. Optimizar el rendimiento de la empresa, implica desarrollar capacidades de liderazgo, canales fluidos de comunicación interna, buenas relaciones interpersonales, un adecuado clima organizacional y correcta gestión del conocimiento. La motivación y su ciclo Como se mencionó anteriormente, la motivación es el conjunto de estímulos que mueven a la persona a realizar determinadas acciones y persistir en ellas para la consecución de determinado fin, es sinónimo de voluntad e interés. La motivación en el trabajo refiere a la voluntad de los recursos humanos de la organización por alcanzar las metas de la organización, lo que generalmente permite por añadidura satisfacer alguna necesidad personal. La motivación encierra una determinada dinámica, la cual es fundamental comprender para poder mantener motivados a los recursos humanos de una empresa. Partiendo de la propuesta de diferentes autores sobre el proceso de motivación se puede apuntar las siguientes etapas: a. Toma de conciencia una determinada necesidad. c. Identificación la necesidad con un incentivo especifico. e. Inicio y mantenimiento de la conducta orientada a alcanzar el incentivo g. Satisfacción de la necesidad Se observa a partir de esta abstracción que la motivación se inicia cuando el individuo toma conciencia de determinada carencia en la organización, esta carencia debe ser traducida en términos de incentivos, el deseo por alcanzar dichos incentivos se convertirá en acciones concretas que traerán aparejadas la satisfacción de la necesidad. El rol del líder El rol del líder es decisivo, es quien localiza las necesidades específicas de la empresa en un período puntual y orienta los esfuerzos de los recursos humanos para satisfacer dicha necesidad. Del líder dependerá de que el ciclo de la motivación se desarrolle armónicamente, es decir, hacer que los diferentes integrantes de la organización se identifiquen con las demandas de la empresa, se comprometan a satisfacerla y se interesen por los incentivos propuestos. Si no se produce una identificación ni compromiso por parte de los recursos humanos con las necesidades de la empresa no hay motivación y en consecuencia el trabajo se realiza de manera mecánica, sin energías y de forma poco productiva con la consecuente degradación del clima organizacional necesario para alcanzar los objetivos marcados. Tipos de incentivos Los incentivos constituyen el nexo y el motor que permite transformar las necesidades de la empresa en acciones concretas por parte de los recursos humanos, si bien existe lo que se denomina motivación negativa es decir, acciones pertinentes que emprenden los empleados por temor a ser desvinculados de la organización, lo más productivo a largo plazo es crear un clima laboral de compromiso y reciprocidad mutua mediado por diferentes incentivos. Los incentivos pueden ser económicos o de reconocimiento: los primeros refieren a una bonificación extra por el cumplimiento de objetivos por, productividad, cantidad de ventas, puntualidad, calidad etc, mientras que los segundos refieren al reconocimiento de manera explicita del esfuerzo realizado, al reconocimiento de la tarea bien hecha y la adopción de conductas adecuadas. De esta forma se cierra el triángulo del éxito, motivación y líder ya que para conseguir motivación efectiva -de lo cual depende el éxito- es necesario la participación de un líder que sepa comunicar las necesidades de la empresa, alinear los esfuerzos y gratificar a los trabajadores con diferentes incentivos.