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Mucho más que el escaparate: Arquitectura comercial

La primera vez que entran en tu negocio puede ser también la última”. Nos dice un arquitecto y a nosotros nos sirve de punto de partida para entrar en un mundo poco conocido de la arquitectura, pero que tiene que ver y mucho con el éxito o el fracaso de un negocio. Se trata de la arquitectura comercial. Esta idea no es nueva, sólo que los tiempos evolucionan para todos, también para las ideas. Antes existía este tipo de arquitectura en las fachadas de los edificios, fuera por textos publicitarios o por medio de decoraciones más llamativas. Sin embargo, en la ecuación arquitectura-negocio fallaba algo o, mejor dicho, le faltaba que espacio y empresa formarán un todo que ayudara a construir algo más: la marca. ¿Qué es la arquitectura comercial? Buena pregunta. Su objetivo está algo más claro, persigue seducir y provocar el deseo de comprar los productos. La novedad con esto de la arquitectura comercial es que pretende ser una solución integral, que nace de unir distintas partes de un mismo proyecto: la concepción y el desarrollo mismo, haciendo posible que los espacios diseñados tengan algo muy especial y valorado hoy en día, la personalidad. Y para dásela a un lugar están los colores, los logos, los materiales que tienen que integrarse con el entorno en el que van a convivir. Uno de los mejores ejemplos de arquitectura comercial, otro día hablaremos más de su historia, la tenemos en las tiendas de Apple, cada detalle estuvo cuidado hasta el mínimo detalle. Lo que se pretendía era ofrecer algo más que un producto, se pretendía ofrecer una experiencia única. La arquitectura comercial se adapta a cada caso particular ofreciendo soluciones integradas y funcionales a cada espacio,lugar o establecimiento. Porque a la hora de la verdad el protagonismo lo tiene el negocio en conjunto. En cualquier caso, junto con la decoración, la distribución del espacio en sí del local es clave en este tipo de arquitectura. Se dice que lo más importante es disponerlo todo de tal manera que el producto quede lo más expuesto dentro del lugar en sí. Todo influye. La textura de las superficies, los olores, los sonidos, la ventilación… ¿Por qué? Porque todo genera impresiones que el comprador acabará por asociar con la propia tienda, con la marca. Visual Merchandising Es otro de los elementos más importantes de la arquitectura comercial. Dicho de forma llana y sencilla, es hacer publicidad del producto dentro del mismo lugar en el que se vende dicho producto 003 Lo que se busca es crear una imagen que ayude al consumidor a relacionar producto y espacio. Pero otra parte de su estrategia también incluye ayudar al personal con el propio trabajo interno. Actualmente, la tendencia es diseñar y construir desde el exterior hacia el interior. También se le está dando mucha importancia a la gama cromática, ya que cada color lleva asociado una serie de connotaciones psicológicas y culturales diferentes que provocan determinadas emociones o reacciones en el consumidor. El mejor color dependerá siempre del tipo de negocio de que se trate, pero su elección estará dentro de concepto global que maneja la arquitectura comercial y se abordarán aspectos como la intensidad de los colores, para que no compitan a la hora de resaltar los productos, o la luz, que llega a estar estratégicamente colocada. Sólo un ejemplo, las bodegas suelen tener tonalidades marrones o rojas porque trasmiten calidez y evocan a la tierra. Para todos Centros comerciales, recintos feriales, grandes almacenes… Y, sin embargo, aunque muchos no lo crean, la arquitectura comercial no está sólo al alcance de los más grandes. Las pequeñas y medianas empresas también se encuentran actualmente entre sus asiduos y más desde que lo local ha vuelto a cobrar protagonismo. Diferenciarse, ahí está la cuestión. Para ello cada empresa ha de buscar aquellos conceptos con los que quiere ser asociado y estos han de incluirse en el proyecto. De cualquier forma esto de la arquitectura comercial no es algo fijo. De hecho, se aconseja reservar un presupuesto no muy grande, pero que permita recovar cada cierto tiempo la imagen global de la empresa, local, tienda, establecimiento o comercio. Las modas cambian y lo que gusta hoy no tiene por qué gustar siempre. La experiencia de recordar. Y todo para hacernos recordar, porque si recordamos seguramente acabaremos por volver. Por eso los aromas, la distribución del espacio, la música, la luz… tienen tanta importancia. Sin olvidar que la propia experiencia personal se traslada a cada cosa que adquirimos. Con la arquitectura comercial de lo que se trata es de utilizar todos los recursos que podamos tener a nuestro alcance sea desde el principio, a la hora de montar un negocio, o a la hora de renovar la imagen de nuestra empresa, pero desde los cimientos. Igual tras estas líneas entendemos mejor lo que nos quiso decir el arquitecto con eso de que la primera vez que entran en tu negocio puede ser la última. De lo que se trata es de que sea la primera de muchas, que guste nuestro producto, pero también la casa que lo alberga.