
Hace años, muchos años, que se realizan transacciones comerciales de índole internacional. Mejor dicho, desde que el comercio existe en la faz de la tierra, se vienen practicando intercambios comerciales fuera de los límites nacionales de cada contendiente. Pero es una realidad relativamente más novedosa que el cambio de divisas afecte a ellas, y mucho más que adquiera tintes de operación habitual. Y es de destacar que es relativamente reciente, pues en realidad (y si bien las operaciones comerciales entre países vienen de lejos) el auge de estas últimas décadas, y muy especialmente de estos últimos años en este tipo de transacciones comerciales no era antaño algo tan habitual. Hoy, las operaciones comerciales extra nacionales, intracomunitarias y extracomunitarias no tan solo están al orden del día si no que son la forma de operar normal y habitual de muchas compañías. Compañías para las que el cambio de divisas y la utilización de distintas divisas es la norma habitual en su operativa. Y si bien estas empresas pueden tener relativamente controlado el cambio de divisas y el operar comercialmente con distintas divisas (contando además con herramientas que la protejan en cambio de fluctuación de la divisa o demás), en la actualidad aparece un factor añadido: el auge de este tipo de operaciones entre pequeñas empresas y entre profesionales freelance o autónomos. Y estos últimos pueden no tener tan fácil el acceso a este tipo de herramientas y para ellos el operar con distintas divisas puede convertirse en una ventaja o en un problema. Así, que será imperativo que cada profesional o cada empresa que se vea abocada a operar comercialmente con distintas divisas, que establezca en la medida de sus posibilidades una estrategia para evitar pérdidas que pueden poner en peligro la rentabilidad de sus operaciones.