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Profesionales Socialmente Responsables (PSR), propuesta de un nuevo enfoque de la RSC.

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La dinámica de las economías pasadas y presentes, la competencia por generar negocios y riqueza, han propiciado que muchas personas en el desarrollo de esas actividades estén recurriendo a prácticas de corrupción para verse favorecidas económicamente, muchas de ellas en proporciones desmedidas e irracionales. Estas actitudes han implicado que surjan organismos gubernamentales y no gubernamentales que hacen la evaluación de la conducta y otorguen una certificación, o en otros casos esos mismos organismos son necesarios para validar la trasparencia y buenas prácticas que deben observarse en elecciones y otras múltiples actividades, en las que no habría necesidad de participar de esa manera si se realizarán con ética. El enfoque de este tema; pretende despersonalizar a la empresa, proponiendo una filosofía paralela a la RSC y tomando muchos de sus principios como base de aplicación al individuo que forma parte de ella o que realiza cualquier actividad como forma de vida. ¿Qué implicaciones tiene para un ciudadano, una familia, un sector social, una ciudad o un país que se lleven a cabo prácticas de PSR? En muchos de los casos las implicaciones van más allá de aspectos económicos; son calumnias, injurias, deshonras o pérdida de credibilidad que injustamente reciben personas por causa de la carencia de una filosofía autentica que exhorte al profesional a una actuación ética. ¿Qué podría lograrse si se promoviera y se lograra llevar a práctica con verdadero interés la filosofía de PSR?

  • Atenuarse la corrupción, que es el flagelo social más arraigado en la actualidad, que incluso forma parte de los 10 principios establecidos en el Pacto Mundial y de la filosofía de RSC.
  • Encausar hacia una sociedad más justa, que reiteradamente es atropellada en el ejercicio de sus derechos.
  • Posiblemente los profesionales dedicados a la reparación de los vehículos no le extraerían piezas al automóvil ajeno para venderlas a otro cliente, porque comprenderían que su acto es delictivo.
  • Posiblemente el jefe de compras de esa empresa no optaría por la adquisición al proveedor menos competitivo a cambio de dádivas y comisiones económicas, comprendería que su obligación es trabajar en bien de la empresa que lo contrató y gracias a la cual tiene un trabajo.
  • Posiblemente ese abogado no perdería el caso de su cliente a cambio de un ofrecimiento de dinero de la contraparte, entendería que su lealtad es para quién recurrió a él y recordaría algunas líneas de su código de conducta profesional, llegando a la conclusión que su actuación es bochornosa e impune.
  • Posiblemente ese médico prescribiría la medicina adecuada al paciente desde la primera cita, o no pretendería convencer a su paciente que la intervención quirúrgica que él le ofrece es lo “más apropiado para su salud” y sobretodo; recordaría el juramento que pocos han llevado a la práctica.
  • Posiblemente el profesor de clase asignaría la calificación justa. Estaría consiente que su función como educador es trascendente para la sociedad.
  • Posiblemente el empresario cumpliría con los múltiples compromisos sociales que adquirió con sus clientes, trabajadores, medio ambiente y con el gobierno. Tal vez, se lograra convencer que la finalidad de su actividad es crear desarrollo y bienestar, por lo tanto los recursos económicos, materiales e intelectuales son los medios para lograr ese fin. Rompiendo con el antiguo y aún muy usual paradigma que la obtención de dichos recursos son la finalidad.
  • Posiblemente el servidor publico tendría presente que su deber es velar por los intereses de la sociedad en vez de los propios, porque fue electo para eso y se concientizaría que su desmedida e irracional avaricia ha dejado a muchas personas en la miseria.
  • Posiblemente… viviríamos mejor si la mayoría de profesionales recordara que su correcto desenvolvimiento no es cuestión de filantropía, ni de caridad. Es simplemente una obligación personal y un derecho de los demás.

Para muchos personas puede parecer un esfuerzo sin sentido el que se requiere para implementar la filosofía de PSR,  propuesta procedida del concepto de RSC, sin embargo, haciendo un análisis de las cifras reportadas por el organismo denominado Transparencia Internacional que relaciona los países en función de su índice de corrupción (falta de ética), resulta que países como Dinamarca, Nueva Zelanda, Singapur, Finlandia, Suiza, Canadá etc. Quienes encabezan la lista con los índices más bajos, son países que en términos generales mantienen un elevado nivel de vida para sus habitantes, situación que hace evidente que vale más un modelo económico menos competitivo pero manejado con ética, que un complejo sistema con problemas de corrupción. Una reflexión más: Desde hace años, ha sido inquietante evidenciar a través de estudios y análisis sobre el tema, como la corrupción es la enfermedad social más antigua y reiterada que existe, creciendo desmedidamente con pocas esperanzas de encontrar una cura. Si acaso; hay quienes proponen incrementar el número de efectivos policiacos, otros; creen que debe haber más prisiones seguras, otros; consideran diabólicos y apocalípticos éstos sucesos y algunos; toman la iniciativa de adoptar para sí y para su familia el concepto de rectitud y ética. En Referencia a la Responsabilidad Social Corporativa (RSC) y a muchos de sus principios como los señalados en el Pacto Mundial, se llega a la conclusión que no se trata de ser caritativo ni filántropo, es válida la postura de generador de riqueza, siempre y cuando sea ético el actuar por parte del empresario o del profesional en su actividad cotidiana.  Ningún empresario o profesional independiente tiene obligación de regalarle nada a nadie. Un aspecto clave para la difusión de los principios, está en el docente, para promover los conceptos desde el punto de vista que influya y concientice a los jóvenes que se están formando. Desgraciadamente no solo el estudiante pobre que en su aspiración por lograr una mejor posición actúa en ocasiones carente de ética, desde hace mucho tiempo ha sido más que claro que en ocasiones también los estudiosos de grandes y renombradas universidades han sido los causantes de las atrocidades como las cometidas en la más reciente recesión económica. ¿Qué falto en ese y cientos de casos similares? Una actuación apegada a los valores y principios, que organismos internacionales promueven a través del Pacto Mundial y la RSC.