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¿Qué es la procrastinación?

La procrastinación podría ser uno de los principales males en la gestión del tiempo, una cuestión que afectaría a nivel personal y profesional, ya que no es ni más ni menos que postergar o dejar las cosas para el día siguiente. La procrastinación consiste en postergar o evitar de forma consciente lo que no apetece o no gusta para otro momento, dejarlo para el día siguiente o para otro momento, retrasando aquello que más nos incomoda. La procrastinación puede ser un gran mal para las empresas en el momento en que se puede perder tiempo o retrasar cosas que aunque son necesarias no agradan, porque en lugar de aprovechar el tiempo en hacerlas se prefiere hacer otra cosa o nada pensando que “ya se harán”. Por eso mismo, se retrasan cosas de forma innecesaria y que pueden tener cierta importancia. En las empresas, se puede retrasar una tarea porque no gusta o evitar una reunión con un cliente porque se teme lo que va a suceder, pueden retrasarse muchas cosas que son necesarias. Esto incide negativamente en la productividad en la empresa, lugar en que hay que hacer todas las tareas gusten más o menos. La cuestión es que la procrastinación puede llegar a tal punto que la propia persona se justifique el hecho de no hacerlo en el momento, de crear razonamientos complejos que puedan justificar sus acciones y evitar lo que hay que hacer. El problema es que esto puede llegar a retrasar las tareas no sólo horas sino días, incluso semanas y si es posible hasta meses. No es retrasar las tareas porque hay prioridades, sino porque no apetecen. Para poder salir de este mal que a veces se convierte en un círculo vicioso del que no se puede salir, sobre todo cuando se llega a un punto en el que sólo quedan todas las tareas que no se han querido hacer, es importante:

  1. Plantearse las tareas como un reto, como algo que hay que hacer y como una nueva forma de demostrar tu fortaleza y valía.
  2. Valorar lo que ganarás al conseguir realizar esta tarea.
  3. Combinar tareas que no gustan con las que gustan, poniendo las que gustan después de las otras como una motivación para acabar la anterior tarea para hacer las que realmente gustan.
  4. Si se trata de una tarea complicada o grande, puede ser muy bueno combinarla en pequeñas partes para hacerla más liviana y ligera. Así será más fácil de completar.
  5. Por supuesto, no te debes engañar. Sabes que tienes que hacerla, no hay más, no es ni más ni menos importante que otras, es una tarea más que forma parte de tu trabajo.
  6. Hazlo ahora, hazlo lo antes que puedas. Cuanto antes mejor, así te libras de ella y podrás hacer lo que realmente te gusta.
  7. Piensa que si logras superar estos retos serás mejor profesional y tendrás mayor valía, incluso acabarás valorando todas las tareas.
  8. Busca el lado positivo de la tarea. ¿Qué es lo que tiene de bueno, por qué hay que hacerla, qué beneficios aporta? ¿Qué es lo que te mueve a no realizarla?
  9. Aunque no te gusten demasiado, haz las tareas que pueden llevar poco tiempo al momento, así las evitarás y conseguirás no acumular pequeñas tareas que después te pueden estresar.
  10. Piensa que una vez que superes la procrastinación podrás hacer cualquier tipo de tarea en su momento.

Y siempre recuerda que «La procrastinación es el ladrón del tiempo».