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Ser empresario con familia e hijos

Se dice que ser empresario es fácil, nada más lejos de la realidad, los que ya hemos probado estas mieles vemos que en ocasiones existen más hieles que mieles en el factor de ser empresario, y más aún para los que tienen que hacerlo con mujer e hijos, pues no siempre es fácil conciliar la vida con ellos. Nos dicen que tenemos que conciliar la vida laboral con la personal, que debemos saber desconectar y sacar tiempo para estar con nuestras familias y nos dicen que tenemos que saber tomarnos la vida con otra filosofía menos ambiciosa en lo profesional. Pero señoras y señores, eso nos lo dicen desde un manual, nos lo dicen en la teoría, luego, en la realidad, en el día a día, en la gestión empresarial diaria, ¿quién es capaz de desconectar cuando el trabajo te desborda? ¿Quién puede conciliar teniendo que terminar mil y una tareas? Y ¿quién es capaz de irse tranquilamente a un parque de atracciones mientras los impuestos, impagos de la administración y de distintos clientes le están asfixiando? Con lo anteriormente dicho parece que pinte un escenario dantesco, un infierno donde el pobre empresario sólo puede quemarse en las brasas. No, no, para nada quiero transmitir eso, al contrario, ser empresario es una de las cosas más satisfactorias y gratificantes de este mundo, como lo es también ser marido, o para los que gustan de los niños ser padre, pero de ahí ha decir que combinar y conjugar estas tareas es fácil media un trecho. Obviamente que la meta es conseguir esa conciliación, esa conciliación y esa adaptación entre lo personas y lo profesional sin que por ello se nos coman los demonios de la ambición, obviamente que esa es la meta y que existen técnicas y herramientas para ello, pero no nos engañemos, nosotros no tenemos un sueldo fijo a final de mes, ni fichamos de nueve a cinco, al contrario nosotros somos empresarios “a todo riesgo” y somos empresarios “full time”. En definitiva, unos empresarios que con mucho esfuerzo, empeño y tesón pueden llegar a lograr tan ansiados objetivos, pero no nos engañemos, para nada será fácil. Es más, y aunque suene extraño y paradójico, bien pudiera ser que para el desarrollo de la propia empresa, una plena consecución de esos objetivos no fuese tan positivo, pues en realidad siempre es bueno para llegar más allá, para triunfar, el tener esa “hambre” de conseguirlo, el tener bien podríamos decirlo esa “enfermedad” de amor y dedicación por nuestro negocio. Ahora bien, todo ello debe conjugarse sin que resulte dañada la otra esfera esencial de nuestra vida, la esfera personal, y sin duda en el juego de equilibrios se encuentra la respuesta y la clave a nuestro bienestar personal y profesional. Un bienestar que no me cabe ninguna duda me cabe pasa por el buen equilibro de las dos esferas, pero no nos engañemos, de las dos, pues si una, si la personal puede llevarnos a la infelicidad de resultar dañada, la otra, en caso de renunciar a ella, puede llevarnos a la frustración.