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Supera las dificultades en los negocios… con el cuento de la lechera

cuento de la lechera
Muchas veces habrás escuchado la frase de “el cuento de la lechera”, o incluso te lo habrás dicho a ti antes de tener la que consideras una gran idea de negocio (o de cualquier otro tipo). A veces nos precipitamos, sí, pero en ocasiones el cuento de la lechera podría convertirse en algo real y bueno.

Índice

¿Cuál es el cuento de la lechera?

El cuento de la lechera es un cuento que realmente hace pensar, que ofrece una perspectiva de la vida muy interesante, y una vez que lo recuerdes (o lo conozcas) descubrirás perfectamente a qué nos referimos. Había una lechera que llevaba en la cabeza un cubo de leche recién ordeñada, y mientras caminaba hacia su casa soñaba despierta. Pensaba que al ser una leche muy buena podía dar mucha nata. Pensaba batir bien la nata hasta convertirla en mantequilla casera, la cual le pagarían muy bien. Con lo que consiguiera, compraría un canasto de huevos para tener pollitos. Cuando crezcan, los vende a buen precio, y con el dinero se compra un vestido nuevo con tiras bordadas y un gran lazo en la cintura, para presumir ante las del pueblo. Estará tan guapa en la fiesta mayor que seguro que el hijo del molinero le pediría bailar, aunque ella le diría que no “así” las primeras veces. Y al hacer el gesto de decir que no, el cubo de leche cayó al suelo. Y esto hizo que la lechera se quedara sin nada: sin leche, sin nata, sin huevos, sin pollitos, sin vestido y sin hijo del molinero. Bueno… existen varias versiones del cuento, pero el concepto general se queda.

¿Cómo debe seguir tu cuento de la lechera?

Esta historia la utilizan muchos para hacer que hay que desistir de ideas que parecen demasiado disparatadas, pero otra moraleja que se puede sacar de aquí es que en lugar de soñar hay que pasar a la acción. En nuestras vistas, aparecen muchas oportunidades que se dejan pasar, e incluso en algunas sólo se piensa hasta llegar al cuento de la lechera, pero las oportunidades no se deben dejar de pasar o pensar en ellas mucho, se debe pasar a la acción. La lechera, ya por aquel entonces y aunque con ideas que a día de hoy nos podrían parecer equivocadas, tenía un gran espíritu emprendedor y unos objetivos a alcanzar en los plazos considerados. Pudo haberse equivocado, y quizá si no hubiera soñado y siguiera su camino podría alcanzar esos sueños, siempre que pensara en ellos después, pero tenía un gran espíritu emprendedor y de autosuperación. La historia del cuento de la lechera debería continuar en que la mujer acabaría volviendo a por más leche para conseguir así sus sueños. Como muchos emprendedores, que se encuentran dificultades en el camino, y sólo queda o seguir adelante como se pueda o dejarse vencer ante las dificultades. La lechera aprendería de las dificultades y sabría cómo superarlas para que la leche no volviera a caer. Llegaría con ella y podría hacer esa nata, y después continuaría hasta conseguir sus objetivos. No quiere decir que no construyamos castillos en el aire, sino que los debemos construir con una base sólida. Debemos prepararnos para las dificultades y solventarlas de la mejor manera, no utilizarlas como escusa para desistir.