
Un análisis de la gestión económica resulta de vital importancia para conocer en qué medida una empresa está posicionada en el mercado y qué lugar ocupa respecto a otras en igual ejercicio; así como cuáles son los principales aspectos que inciden en su desempeño, o simplemente le impiden obtener mejores resultados financieros. Dicha información, en ambos sentidos, sólo puede ayudar a transformar para bien las ganancias de una organización y replantear algunas las estrategias de trabajo. A todo ello, tributa con creces la gestión económica, una herramienta de inestimable valor, que aún cuando demanda implícitamente un balance financiero; abarca un campo de acción de mayor significación y utilidad. Cada uno de ellos posee beneficios de forma independiente, a la vez que se complementan en el terreno. A través del balance, por ejemplo, se accede a las transacciones, ya sean ingresos o egresos, registradas en facturas, notas de débito, créditos, liquidaciones y recibos de sueldo, entre otros modelos financieros. Por su parte, la gestión económica, considera además las transacciones internas entre distintas actividades, como la composición de costos, la sustitución de materias primas y el incremento de las ganancias mediante el aumento de la producción; lo cual posibilita acceder a un resultado económico y llegar a un diagnóstico de nuestra situación. A partir de entonces, la empresa estará en condiciones de realizar comparaciones de su propia gestión, con respeto a etapas precedentes, y también con sus homólogas dentro de la región. Otras ventajas para el perfeccionamiento empresarial nos las ofrece la matriz F.O.D.A. Una herramienta de análisis estratégico para identificar Fortalezas, Oportunidades, Debilidades y Amenazas en los escenarios internos y externos de la empresa al instante de evaluar el comportamiento de programas y proyectos, previstos como parte de la gestión económica. Dicha matriz, de doble entrada, garantiza el examen de factores positivos y negativos en el nivel horizontal. Mientras en la posición vertical recoge aquellos aspectos internos y externos que pueden ser controlables o no, en dependencia de su grado de relación con la empresa. Desglosadas una por una, para su mejor comprensión, se reconoce que: Las Fortalezas son todos aquellos elementos internos y positivos que distinguen a la empresa de otras semejantes. Las Oportunidades agrupan las situaciones externas y positivas, que propicia el entorno; y que una vez detectadas, pueden ser aprovechadas. Las Debilidades refieren problemas internos, que una vez identificados, requieren de una acertada estrategia para ser eliminados. Y por último, las Amenazas concentran las circunstancias negativas y externas que pueden atentar contra la empresa. Por tanto, se estima necesario trazar un plan alternativo que llegado el momento permita sortearlas. El empleo consciente de una bien pensada gestión consolida cualquier intento de crecimiento económico. Baste conjugar algunos de los anteriores criterios, compararlos en el tiempo y luego observar cuánto ha progresado la empresa.